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Brasil enfrenta hoy un deterioro alarmante en la seguridad de las mujeres, mientras la violencia extrema avanza rápido, las políticas de prevención fallan y la misoginia digital se consolida como combustible de un escenario más letal.
Según el portal Brasil de Fato, el gigante sudamericano no es actualmente un país seguro para las féminas.
Aunque existen políticas públicas de asistencia y una red de apoyo relativamente estructurada, la prevención sigue siendo frágil, desigual y acosada por un clima social en el que la hostilidad contra las mujeres avanza con libertad, especialmente en internet.
En ese terreno fértil para el odio, hombres de distintos perfiles consumen y reproducen videos y cursos que naturalizan, justifican o incentivan la violencia de género.
La publicación asegura que el resultado de ese ecosistema tóxico se siente en las cifras. En el primer semestre de 2025 se registraron 950 femicidios, según el Laboratorio para el Estudio del Femicidio (Lesfem).
Solo en octubre, 177 mujeres fueron asesinadas y otras 375 sobrevivieron a intentos de crímenes de odio.
Pese a que los datos de noviembre aún no fueron divulgados, los casos recientes ya anticipan otra estadística trágica en un país que llegó a ocupar el quinto lugar mundial en asesinatos de mujeres, según Naciones Unidas.
Los nombres detrás de esas cifras exponen la brutalidad cotidiana. Allane Pedrotti y Laysa Pinheiro fueron ejecutadas a tiros por un compañero de trabajo en el Centro Federal de Educación Tecnológica Celso Suckow da Fonseca (Cefet), de Río de Janeiro.
Tainara Souza Santos fue atropellada y arrastrada en Sao Paulo durante un kilómetro por un hombre con quien mantenía una relación casual; perdió ambas piernas y lucha por sobrevivir. En Florianópolis, Catarina Kasten fue emboscada y asesinada mientras hacía senderismo.
“¿Un hombre en las mismas circunstancias correría un riesgo similar?”, cuestiona un sociólogo al analizar el caso de Kasten.
Su reflexión resume el núcleo del debate: la misoginia estructural, amplificada por internet, eleva la letalidad de la violencia.
Mientras tanto, los servicios de apoyo, como la Línea 180, las Casas de la Mujer Brasileña, los Centros de Referencia y las Comisarías de la Mujer, intentan dar respuestas a un volumen creciente de denuncias. El Ministerio de la Mujer mantiene un mapa nacional de atención.
Pero quienes integran la red reconocen que el mayor desafío sigue siendo la prevención.
Ese esfuerzo previsor, sin embargo, enfrenta un ambiente político hostil. El conservadurismo se expandió por todo el país, impulsado por la fuerza electoral del Partido Liberal, el del expresidente Jair Bolsonaro, que sumó 160 alcaldías nuevas en 2024.
Bajo ese contexto de avance reaccionario, la tensión contra políticas de igualdad se volvió parte del discurso público.
05 diciembre 2025 | Fuente: Prensa Latina | Tomado de | Noticia
