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Investigadores de la Universidad de California en Los Ángeles han demostrado por primera vez que el té negro reduce la proporción de bacterias intestinales asociadas a la obesidad, al tiempo que aumenta la de las relacionadas con la masa magra. Estudios previos realizados con el té verde ya habían demostrado que sus polifenoles son absorbidos en el intestino delgado y modifican el metabolismo hepático.
En contraste, los polifenoles del té negro son demasiado grandes para ser absorbidos, por lo que se creía que su impacto metabólico era menor. El nuevo estudio indica que estos polifenoles del té negro promueven el crecimiento bacteriano y la producción de ácidos grasos de cadena corta, los cuales actúan a nivel del hígado.
Susanne Henning, directora del estudio y profesora adjunta en el Centro de Nutrición Humana de la citada universidad, afirma que tanto el té verde como el negro actúan como prebióticos, o sustancias que promueven el crecimiento de microorganismos asociados al bienestar del individuo. En ratones expuestos durante 4 semanas a dietas de diverso contenido en grasas y azúcares se demostró que los alimentados con dieta rica en grasas y extractos de cualquiera de los dos tés presentaban el mismo peso que los alimentados solamente con una dieta baja en grasas.
Sin embargo, solo los animales alimentados con extracto de té negro presentaron un aumento de Pseudobutyrivibrio, lo que según los investigadores podría explicar los diferentes efectos de cada extracto sobre el metabolismo energético.
octubre 18/2017 (immedicohospitalario.es)