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Un equipo de expertos de varias instituciones rusas ha comprobado que un tratamiento especial con plasma frío promueve la regeneración y rejuvenecimiento de células. Este tratamiento podría ser la base sobre la que desarrollar una nueva terapia con plasma para pacientes con heridas que no sanan.
Las heridas de esta clase pueden ser causadas por daños en los vasos sanguíneos en el caso de la diabetes, por un fallo en el sistema inmunitario debido a la acción infecciosa del VIH o a cáncer, o por una división celular demasiado lenta en el caso de ancianos. El tratamiento de las heridas que no se curan a través de métodos convencionales es muy difícil y en algunos casos imposible.
El plasma frío a presión atmosférica consiste en un gas parcialmente ionizado (con una proporción de partículas cargadas cercana al 1 %). Su aplicación en biología y medicina ha sido posible gracias a la llegada de fuentes de plasma que generan chorros a una temperatura de entre 30 y 40 grados centígrados.
Un estudio anterior estableció las propiedades bactericidas del plasma de baja temperatura, así como la resistencia relativamente alta de las células y tejidos frente a su influencia. Los resultados del tratamiento con plasma en pacientes con heridas que no sanan oscilaron entre lo positivo y lo neutro. El trabajo previo de los autores propició que investigaran la posibilidad de que el efecto de dicho tratamiento sobre la herida pudiera depender del patrón de aplicación (el intervalo entre aplicaciones y el número total de estas).
El equipo de Elena Sysolyatina, del Instituto de Física y Tecnología de Moscú (MIPT) en Rusia, el nuevo estudio aparece publicado en The Journal of Physics, para este estudio el equipo de trabajo utilizó dos tipos de células: fibroblastos (células del tejido conjuntivo o conectivo) y queratinocitos (células epiteliales). Ambos desempeñan un papel principal en la curación de heridas.
Se midió el efecto del tratamiento con plasma sobre las células. En las muestras de fibroblastos, el número de células se incrementó en un 42,6 % después de una aplicación y en un 32 % después de dos aplicaciones, en comparación con las muestras sin tratar.
septiembre 20/ 2016 (Noticias de la ciencia)