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Los niños con más de una bronconeumonía e infecciones recurrentes en la piel, así como falta de crecimiento y pérdida de peso, son señales para sospechar que padece una inmunodeficiencia primaria, advierte el especialista Francisco Espinosa Rosales.
El presidente de la Fundación Mexicana para Niñas y Niños con Inmunodeficiencias (Fumeni) agregó que si el niño requiere hospitalizaciones frecuentes por infecciones, algunas causadas por gérmenes poco patógenos, y tiene familiares con antecedentes de muertes tempranas, constituyen otros signos de alerta.
Sin embargo, el experto precisó que existen algunas manifestaciones clínicas que no están relacionadas con infecciones, que sucede cuando el enfermo tiene linfocitos muy bajos, es decir, menos de 30 % de éstos en el primer año de vida, lo que revela que es un «niño burbuja».
Con esta condición, Espinosa Rosales indicó que el niño debe ser aislado y evitar que le pongan vacunas, para impedir el contacto con algún germen, lo que permitirá salvarle la vida.
El especialista explicó que las inmunodeficiencias primarias son enfermedades hereditarias que afectan el funcionamiento del sistema inmune, por lo que el cuerpo es incapaz de defenderse.
En la mayoría de las veces el padecimiento se manifiesta al ponerle las vacunas al niño, lo cual podría evitarse si se hiciera el pesquisa neonatal para inmunodeficiencias combinadas, prueba médica que mide los linfocitos y que permite diagnosticar este mal desde el nacimiento, explicó.
Recordó que el 75 % de los estados de la Unión Americana llevan a cabo de forma rutinaria esta prueba, pues los niños con inmunodeficiencias primarias nacen como cualquier otro, por lo que sólo con este examen se pueden diagnosticar.
En México se estima que nacen entre ocho y diez mil niños con algún tipo de inmunodeficiencia genética o primaria.
mayo3 / 2015 (PL)
Tomado del Boletín de Prensa Latina Copyright 2015 Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.