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El informe identifica, por ejemplo, al África subsahariana como el lugar más difícil para la vida de un adolescente. La población adolescente de la región sigue creciendo y se prevé que sea el área con el mayor número de adolescentes en el mundo hacia el año 2050. Sin embargo, sólo la mitad de los niños en el África subsahariana completa la enseñanza primaria y la tasa de empleo juvenil es baja.
Progreso para la infancia: Un informe sobre los adolescentes pone de manifiesto otras consecuencias alarmantes del reparto no equitativo de los beneficios del progreso entre el total de 1.200 millones de adolescentes (definido por las Naciones Unidas entre las edades de 10 y 19 años) que ahora viven en todas las regiones del mundo.
«Las desventajas ligadas a la pobreza, la condición social, el género o la discapacidad impiden a millones de adolescentes el cumplimiento de sus derechos a una educación de calidad, a la salud, la protección y la participación», dijo la Directora Ejecutiva Adjunta de UNICEF, Geeta Rao Gupta. «Este exhaustivo informe refuerza nuestra comprensión de los problemas que afrontan los adolescentes más pobres y desfavorecidos. Es momento de atender sus necesidades, no deben quedarse atrás».
El informe señala la necesidad de aumentar la inversión en todos los aspectos de la vida y el bienestar de los adolescentes, incluso en su lucha por la supervivencia. Cada año 1,4 millones de adolescentes mueren a causa de accidentes de tráfico, complicaciones en el parto, suicidio, SIDA, violencia y otras causas. En algunos países de América Latina, mueren más adolescentes como resultado de homicidios que por accidentes de tráfico o suicidios. En África, las complicaciones en el embarazo y el parto son la principal causa de muerte de adolescentes entre 15 y 19 años.
Los niños que llegan a la adolescencia están cada vez más expuestos a la violencia, dejando atrás la primera infancia, cuando las enfermedades y la nutrición son los principales retos. Las adolescentes son particularmente vulnerables a la violencia en el matrimonio. En una encuesta realizada en la República Democrática del Congo, el 70% de las muchachas entre 15 y 19 años que estaban casadas declararon haber sufrido violencia por parte de su antigua pareja o de su cónyuge.
Los adolescentes, especialmente las niñas, se ven obligados a dejar de ser niños y asumir funciones de adulto antes de estar preparados, lo que limita sus oportunidades de aprender y crecer, y pone su salud y seguridad en riesgo. El informe señala que más de un tercio de las mujeres de entre 20 y 24 años que vive en los países en desarrollo, excepto China, estaban casadas o tenían pareja a los 18 años, y cerca de un tercio de ellas se casó a los 15 años.
El informe destaca que las tasas de natalidad de las adolescentes son relativamente altas en América Latina, el Caribe y el África subsahariana. En Níger, la mitad de las mujeres jóvenes de entre 20 y 24 años dieron a luz antes de los 18 años.
A escala mundial, el 90% de los niños en edad de asistir a la enseñanza primaria, están matriculados en las escuelas primarias, y los sistemas de educación secundaria han aumentado en muchos países. Sin embargo, la matriculación en enseñanza secundaria sigue siendo baja, especialmente en África y Asia. Muchos alumnos en edad de cursar estudios de secundaria están en primaria. En el África subsahariana se dan los peores indicadores de educación secundaria de todas las regiones.
Unos 71 millones de niños en edades de iniciar la enseñanza secundaria no están en la escuela y 127 millones de jóvenes y adolescentes entre 15 y 24 años son analfabetos, la gran mayoría en Asia meridional y el África subsahariana.
El informe afirma que son necesarios esfuerzos significativos en materia de promoción, programas y políticas para hacer realidad los derechos de todos los adolescentes. La adolescencia es una etapa crítica de la vida en la que una inversión correcta puede romper el ciclo de la pobreza y conseguir beneficios sociales, económicos y políticos para los adolescentes, sus comunidades y naciones.
Al mismo tiempo, el estudio también incide en que los adolescentes deberían ser reconocidos como verdaderos agentes de cambio en sus comunidades. Los programas y políticas, al tiempo que protegen a los adolescentes como niños, deben reconocer su capacidad para la creatividad, innovación y la energía para resolver sus problemas.
junio 1/2012 (Unicef)