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Las calcificaciones arteriales que se ven en las mamografías mejorarían el cálculo de riesgo de enfermedad cardiaca e ictus en mayores de 60 años.
Las mamografías rutinarias que se utilizan para diagnóstico temprano de cáncer de mama pueden ofrecer información importante sobre las enfermedades cardiovasculares en mujeres, a través de las calcificaciones arteriales mamarias que se registran en ellas. Esta imagen radiológica se asocia con un mayor riesgo de enfermedad cardiovascular en mujeres posmenopáusicas, según la investigación que acaba de aparecer en Circulation: Cardiovascular Imaging, revista de la Asociación Americana del Corazón (AHA). El hallazgo puede ser útil para calcular el riesgo de enfermedad cardíaca y de accidente cerebrovascular de las mujeres, según los autores del estudio.
La calcificación arterial de la mama (CAM), en concreto la acumulación de calcio dentro de la capa media de su pared arterial, se relaciona con el envejecimiento, la diabetes tipo 2, la hipertensión y la inflamación, además de ser marcador de rigidez en las arterias. La CAM es un hallazgo común que en la mamografía aparece en forma de áreas blancas en las arterias mamarias, pero no se relaciona con cáncer de mama.
“Este estudio confirma que las calculadoras actuales para evaluar el riesgo de desarrollar enfermedad cardiovascular (ECV) en 10 años no son tan precisas en las mujeres como en los hombres, por eso creemos importante valorar si la CAM que se aprecia en una mamografía proporciona más información sobre el riesgo de enfermedad cardiaca en mujeres”, explica Carlos Iribarren, científico de Kaiser Permanente y profesor de Epidemiología y Bioestadística en la Universidad de California San Francisco (UCSF), líder del estudio.
Entre más de 5 000 mujeres
Los investigadores han revisado los expedientes médicos de un subconjunto de más de 5 000 mujeres de 60 a 79 años, seleccionadas entre unas 200 000 que se hicieron mamografías como parte del estudio MINERVA – sobre la gradación del calcio arterial mamario y la enfermedad cardiovascular-, entre octubre de 2012 y febrero de 2015. Se evaluó la salud general de este colectivo de mujeres, que no tenía antecedentes de enfermedad cardiovascular o cáncer de mama y, después de la mamografía, se hizo un seguimiento de 6,5 años de sus historias clínicas para saber qué mujeres habían tenido un ataque cardíaco, un derrame cerebral o diferentes enfermedades cardiovasculares, como insuficiencia cardíaca.
Los principales hallazgos pueden resumirse en que las mujeres que presentaban CAM en su mamografía tenían un 51 % más de probabilidades de desarrollar una enfermedad cardíaca o sufrir un accidente cerebrovascular en comparación con las que no la tenían; y un 23 % más de probabilidades de desarrollar cualquier tipo de enfermedad cardiovascular. Entre ellas, diversas enfermedades del corazón, accidentes cerebrovasculares, insuficiencia cardíaca y enfermedades de las arterias periféricas.
Adoptar nuevas pautas de información en la mamografía
Iribarren, que forma parte del Grupo de Estudio sobre Comportamiento, Epidemiología y Prevención de la Asociación Americana del Corazón (AHA en sus siglas en inglés), cree que estas conclusiones favorecerán nuevas pautas para informar sobre la CAM en las mamografías rutinarias, un aspecto que actualmente no entra en los estándares de información radiológica.
Se arguye la necesidad de prevenir factores de alto riesgo como el de mujeres asintomáticas con enfermedad coronaria subyacente, que podría dar la cara con un infarto agudo de miocardio o muerte súbita. Y aunque las mujeres tienden a tener menor carga de enfermedad coronaria arterial obstructiva, su pronóstico es peor que en hombres, un dato que hace que los expertos traten de buscar marcadores específicos por género.
Sadiya Khan, profesora de Cardiología en la Universidad Northwestern de Chicago, sostiene en el editorial que “ese tipo de calcificaciones podrían sugerir una salud cardiaca deficiente y los médicos deberían aprovechar para recomendar a las mujeres actividad física, dieta de alta calidad y mantener un peso saludable”, pero también advierte que no se puede inferir de estos resultados que la ausencia de calcificación arterial mamaria implique” un riesgo bajo, ni un mensaje tranquilizador para las mujeres que no la tienen”.
Este estudio observacional suscita cuestiones clave sobre si la presencia de CAM debería modificar, y cómo, a la práctica clínica. ¿Hay un grupo de mujeres con estas calcificaciones que podrían beneficiarse de las terapias reductoras de lípidos, como estatinas? ¿Qué mecanismos pato fisiológicos conducen a CAM? ¿Son diferentes de los que causan calcificación en la arteria coronaria y otros marcadores extracoronarios de calcificación, como el aórtico y el valvular?
Otra de las dudas planteadas es la de cómo interpretar la ausencia de calcificaciones arteriales en la mamografía.
Muchos de los episodios de ECV ocurren en mujeres que no las tienen y su ausencia no parece ayudar en el pronóstico (no hay asociaciones entre factores de riesgos causales como colesterol alto y tabaquismo). “Sin embargo, la acumulación de calcio en la arteria coronaria tiene una patobiología distinta, es un marcador robusto de riesgo de enfermedad cardiovascular aterosclerótica y su ausencia supone un pronóstico favorable”, remarcan en el estudio.
Sambola: «Es un factor más de riesgo»
Para Antonia Sambola, coordinadora del Grupo de Trabajo de Mujeres en Cardiología de la Sociedad Española de Cardiología (SEC) estos datos no son sorprendentes. “No me extrañan los resultados porque la aterosclerosis significa que hay un depósito de calcio en las arterias y puede aparecer tanto en arterias coronarias como en arterias mamarias, oculares, renales…, sobre todo en cuanto a pequeños vasos. Es decir, la circulación está afectada por la aterosclerosis”.
Sambola, consultora en Cuidado Cardiaco de Agudos en el Hospital Vall d´Hebron, no cree que la calcificación arterial mamaria sea “un factor de riesgo en sí mismo, sino consecuencia de otros factores de riesgo”. Y lo explica: si una paciente tiene las arterias mamarias calcificadas es porque tiene factores de riesgo cardiovascular. Ello debería motivar un aviso del médico de familia o del ginecólogo, para comunicárselo a la paciente y al médico que vaya a hacer el seguimiento de sus factores de riesgo.
“Considero probable que los depósitos de calcio en las arterias mamarias se encuentren también en las arterias coronarias. En los tacs coronarios vemos calcificaciones que habitualmente no son significativas, ni de gran relevancia patológica, como para poner tratamiento inmediato, a no ser que haya síntomas o una calcificación muy severa que rara vez aparecen en un paciente asintomático no diabético”.
Confirmar la aterosclerosis
La experta asegura que el impacto clínico para la población general del nuevo estudio se centraría en confirmar que una paciente tiene aterosclerosis a tenor de la imagen mamográfica, “pero eso ya podría intuirse de los factores de riesgo de su historia clínica”. No obstante, recomienda que la CAM conste en la historia clínica (HC) y que se debería informar al médico de familia, “pero no tiene mucho sentido hacer más exploraciones en una paciente asintomática”.
Es decir, que el médico de familia no tendría que ir más allá de controlar la tensión arterial y el colesterol, porque -insiste Sambola- “la CAM es una consecuencia de factores de riesgo cardiovascular, pero no un factor en sí mismo, y no tiene relevancia como para hacer un screening cardiovascular en mujeres a partir de la mamografía”. Finalmente concluye que “lo más importante es que todas las mujeres, no solo las que presentan CAM, cuiden sus factores de riesgo cardiovasculares, sepan detectar la hipertensión, la diabetes y la dislipemia, porque tratándolas de forma adecuada evitarán procesos ateroscleróticos”