Como jefe del Grupo de Investigación de Sistemas de Salud en ISGlobal, Jeffrey Lazarus ha seguido de cerca la evolución de la pandemia, su impacto y ahora sus secuelas.

coronavirusTras años de experiencia combatiendo el sida o la hepatitis viral, en instituciones como la oficina europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS) o el Fondo Mundial para el VIH, el paludismo y la tuberculosis, Jeffrey Lazarus se ha situado en primera línea frente a las nuevas amenazas que nos ha legado la covid. Entre otros importantes trabajos, ha liderado a un grupo de 386 especialistas para lograr un consenso global contra el coronavirus. Es decir, lo mismo que las autoridades no han conseguido en todo este tiempo.

Publicado en noviembre en la prestigiosa revista Nature, el consenso ofrece recomendaciones para mejorar la situación actual y hacer frente a las nuevas crisis que surjan sin necesidad de restricciones ni daños a la economía. Según el índice Altmetric, que sigue a más de 23 millones de artículos, el trabajo se encuentra entre los 500 más compartidos históricamente en las redes sociales. Lazarus, su impulsor y primer firmante, es jefe del Grupo de Investigación de Sistemas de Salud en ISGlobal,   impulsado por la Fundación «la Caixa», además de profesor asociado en la Universidad de Barcelona.

Pregunta. ¿Cómo explica el nuevo pico de mortalidad que sufre Europa este invierno?

Respuesta. El exceso es distinto ahora, porque el sistema de salud no está saturado como en 2020 y se ve que hay mucha gente muriendo con covid, no necesariamente por la infección. A veces es difícil saber si el virus ha provocado una muerte o no. Normalmente, son gente de edad avanzada, que ya está enferma. Es verdad que hay muchos casos, pero es una situación totalmente distinta a la de antes. Eso no quiere decir que podamos bajar la guardia, porque estamos hablando de gente que a lo mejor no hubiera muerto tan rápido, tan temprano.

P. ¿Cómo se puede atajar el problema sin volver a cerrar o restringir actividades?

R. Lo que podemos hacer es buscar los cambios estructurales, sobre todo en la ventilación. En Barajas acabo de ver un cartel que dice: «Estamos mejorando el aire en este aeropuerto». ¡Muy bien! Antes pusieron para limpiar las manos, pero ahora sabemos que no era lo que había que hacer para disminuir la transmisión de virus. Ahora sí sabemos que la calidad del aire es sumamente importante, y no sólo para covid, sino también para el virus sincitial respiratorio y la gripe, así que sería una ayuda buena para la población y el sistema sanitario. Sería bueno para siempre, y con más motivo para frenar esta pandemia.

P. ¿Por dónde empezaríamos?

R. Además de vacunar, hay cosas que pueden hacerse. Por ejemplo, yo creo que la mascarilla en el transporte público debe volver a ser obligatoria, porque vamos muy cerca unas personas de otras. Además, se deberían usar medidores de CO2, como llevo dos años y medio diciendo, en oficinas y en escuelas. Los niños tienen que aprender; igual que ensayan por si hay un fuego y tienen que evacuar, hay que monitorear el CO2 y, cuando suba, pues se abre la ventana o la puerta hasta que vuelva a bajar. Eso lograría un gran cambio en la salud con una inversión muy, muy, muy pequeña para el Estado. Así que eso lo veo como una prioridad, además de explicar a la gente que también lo puede hacer en casa.

P. Cada vez hay más evidencias sobre las secuelas y daños a largo plazo de la covid…

R. Un gran problema que estamos sufriendo es la covid persistente. Hay que explicar a la población que es una enfermedad bastante grave, aunque no se esté muriendo de covid persistente. En todo el mundo hay ahora millones de personas sufriendo esta condición que provoca el virus, así que no podemos pasar página todavía. Y hay cosas que podemos hacer sin grandes molestias en la vida cotidiana de la población.

P. En epidemias del pasado, aprendimos que hay que tener alcantarillas, por ejemplo. Quizá la gran lección de esta pandemia que aún no hemos interiorizado es la limpieza del aire. Igual que limpiamos el agua, ¿hay que limpiar el aire?

R. Exactamente. Estamos muy enfocados en limpiar el aire de fuera, o sea, toda la contaminación, pero dentro no hacemos prácticamente nada. Hay que aprender que, igual que tenemos el aire contaminado ahí fuera, hay un gran problema con la calidad del aire de dentro. Cuanto más limpio, menos posibilidades de transmisión del virus y la enfermedad. Por ejemplo, algo concreto: el Gobierno podría decir que comprar un medidor de CO2 desgrave impuestos. No soy economista, pero creo que podrían hacerse costas que beneficiarían al sistema sanitario. Hay que pensar de manera holística, no puede ser que haya tantas personas, también en España, que no pueden ir a trabajar porque tienen fatiga, dolores o problemas neurológicos para concentrarse por culpa de un virus que podemos prevenir.

P. ¿Por qué no se está haciendo nada de eso?

R. Veo muy poco interés en España entre los políticos… Y lamento mucho que la Unión Europea no tenga recomendaciones concretas sobre qué hay que hacer. Hay una falta de liderazgo a nivel europeo, también en la comunicación a la población, y es bastante grave. Sería un momento para que el presidente Sánchez y los presidentes de las comunidades autónomas hablaran cada semana a la población y explicaran qué está pasando, ya que todavía estamos en pandemia, aunque no como antes. Tampoco se está haciendo bien con las dosis de refuerzo [adaptadas a ómicron]. Las personas de 60 y 70 años deberían tener la dosis de recuerdo adaptada [entre 60 y 69 años, la cobertura es del 45,64%]. Hay que destacar que estas medidas no perjudican la economía: mejorar poco a poco la ventilación, dosis de refuerzo y explicar a la población lo que está pasando.

P. ¿Cómo definiría, entonces, la situación actual?

R. Todavía tenemos un problema. Si aparece una variante de preocupación, no veo que sepamos exactamente cómo vamos a reaccionar; no hemos preparado a la población, diciéndole qué vamos a hacer para prevenir si empeorara la situación. Cuando empeoró la situación en China, Europa no reaccionó conjuntamente, y eso me demuestra que todavía no estamos preparados. Todavía no tenemos un sistema europeo para que, cuando haya algo, las autoridades se reúnan y enseguida tomen una decisión conjunta. España dijo: «Vamos a hacer un test a los que lleguen de China»; otros no hacían test; otros solo en vuelos directos desde China, pero no si han hecho escala en otra parte de Europa… Cada uno tiene su sistema.

P. Hay colaboraciones, pero no parece que fructifiquen…

R. España está en una red de expertos en Europa y en una red global a través de la Organización Mundial de la Salud (OMS). La cuestión es: ¿por qué no transmiten lo que sale de las discusiones? Yo creo que es cuestión de la política, porque es poco popular hablar de lo que pasó y lo que puede pasar. En España, manejaron tan mal en 2020 el confinamiento, que fue mucho más fuerte que en el resto de Europa, que ahora hablas de covid y la gente todavía se acuerda de principios de 2020 y no quiere saber nada. Todo eso que hemos criticado de llevar la mascarilla en la calle en 2021, no dejar a la gente salir de sus pisos en 2020… Ahora están pagando el precio y nadie quiere saber nada de la covid. Y los políticos tienen miedo porque siempre están pensando en la siguiente elección, más que en la salud de la población. Estoy generalizando, pero así funciona para muchos, y es una gran pena.

P. Hay gente que está haciendo el siguiente silogismo: como las autoridades nos transmiten que el sistema sanitario no ha colapsado y que la covid ya no es un problema, ¿por qué está muriendo la gente? Y entonces echan la culpa a la vacuna. El problema, claro, es que las premisas son falsas.

R. Hay mucha, mucha evidencia de que la vacuna funciona muy bien y es muy efectiva contra la enfermedad, sobre todo contra síntomas severos. Como cualquier medicina, ya sea vacuna o fármaco, tiene efectos secundarios, pero son mucho menores que si no tuviéramos la vacuna. Simplemente, hay que comparar la situación actual con la de 2020, con el sistema de sanidad saturado. Ahora estamos controlando mucho mejor la enfermedad y la vacuna ha sido fundamental. Más de la mitad el mundo ya está vacunada y hay muy, muy pocos muertos a causa de la vacuna. Tenemos muchísimos datos después de dos años.

febrero 20/ 2023 (Diario Médico)

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