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El Instituto Hospital del Mar de Investigaciones Médicas (IMIM) y la Universidad Pompeu Fabra, ambos de Barcelona, han anunciado la firma de un convenio de colaboración con la empresa biotecnológica Regeneron, el National Institute of Health de los Estados Unidos y la Universidad de Kentucky para analizar la pérdida de musculatura en pacientes que han sufrido covid-19 grave.
En este estudio, titulado Retrospective Study of Biomarkers in Skeletal Muscle of Severely Effected COVID-19 Patients y que tendrá una duración de cuatro años, se usarán muestras de biopsias de músculo de pacientes con covid-19 que han pasado por la UCI del Hospital del Mar.
Las muestras de este centro, procedentes de unos 50 pacientes, se obtuvieron en diferentes momentos de la enfermedad, lo que permite a los investigadores “ver la historia” de la covid-19 grave en el músculo.
Se calcula que el 35 % de los pacientes que han sufrido una covid-19 severa y que han necesitado ingresar en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), sufren, entre otros efectos secundarios de la infección, pérdida de fuerza muscular. Es el tercer síntoma más frecuente en la fase aguda de la enfermedad. Además, el 47 % de las personas con covid-19 persistente relatan fatiga, y una de cada cuatro, dolor muscular.
El investigador principal del proyecto, coordinador del Grupo de investigación en Miogénesis, inflamación y función muscular del IMIM-Hospital del Mar, jefe de servicio emérito del Servicio de Neumología del centro y decano de la Facultad de Ciencias de la Salud y de la Vida de la UPF, Joaquim Gea, dice sobre el fenómeno en la musculatura: «Lo que hemos visto con el análisis hecho por los especialistas en Anatomía Patológica, es que hay mucha afectación de los vasos sanguíneos del tejido muscular. El virus, o la inflamación que provoca la infección, destruye las células endoteliales de esos vasos sanguíneos. Esto provoca fibrosis y dificultades para alimentar las fibras musculares».
Participan en el proyecto, como investigadores, Judith Marín-Corral, médica adjunta del Servicio de Medicina Intensiva del Hospital del Mar, y Joan Ramon Masclans, jefe del mismo servicio, y Sergi Pascual, médico adjunto del Servicio de Neumología. Ellos, dentro de un equipo multidisciplinar, son especialistas en afectación muscular desde el punto de vista de la patología pulmonar, de extremidades y de otras, como la fibromialgia.
Según ha precisado Gea a este diario, en el trabajo, que ha requerido una intensa labor previa de negociación de condiciones contractuales sobre propiedad intelectual, se analizarán las 50 muestras de biopsias musculares del Hospital del Mar y se compararán con las de otros treinta pacientes también ingresados en la UCI por otras enfermedades y con las de un tercer grupo de personas sanas.
Regeneron se encargará del estudio molecular de las muestras para intentar encontrar cuál es el mecanismo que provoca la degradación de la musculatura y potenciales biomarcadores que puedan funcionar como dianas terapéuticas.
Gea destaca que, entre la mucha literatura médica en torno al SARS-CoV-2 y la covid-19, la afectación muscular se ha estudiado muy poco. Lo que se ha hecho se basa en lo que siente el enfermo –cansancio, molestias importantes en las piernas,…- , y no en lo que sucede exactamente dentro del músculo. “Nosotros sí hemos hecho estudios histológicos al respecto, y hemos visto que el virus fundamentalmente ataca a los vasos sanguíneos del músculo, como hace con los del resto del cuerpo. En el pulmón, por ejemplo, eso es dramático, pero lo mismo pasa en otros órganos”, destaca Gea.
En ese fenómeno siempre media la respuesta exagerada del organismo en forma de inflamación: “Las células endoteliales revientan literalmente y se genera un proceso cicatricial tanto dentro del vaso sanguíneo como en su parte externa”, relata. En consecuencia: el músculo, que necesita oxígeno para hacer ejercicio, no lo obtiene, y de esa forma, no puede funcionar con normalidad.
La falta de estudios específicos, manifiesta el experto, quizá se deba a que, en medicina, “el músculo es terreno de nadie”. Y reitera que la fibrosis pulmonar por covid-19 no difiere de la del músculo u otros órganos; “no son tan diferentes como, de entrada, pueda parecer”.
Detener el avance a la fibrosis
En el estudio quieren encontrar una molécula que haga que el proceso de la enfermedad causada por el SARS-CoV-2 no avance a la fibrosis de los vasos sanguíneos del músculo. “No tenemos nada así ahora”, apunta Gea.
En estos momentos, informa, tampoco hay un tratamiento para las alteraciones musculares secundarias a la covid-19 más allá de la cortisona a dosis masiva en la etapa precoz y la rehabilitación. Sobre esta última ha dicho que el músculo tiene células madre “dormidas” con capacidad de generar fibras nuevas y que, con ayuda de la rehabilitación, se pueden ir activando, pero muy poco a poco. Aunque eso, avisa, no impide que queden vasos sanguíneos con fibrosis en el músculo incapaces de volver a funcionar con normalidad.
Referencias:
- Di Girolamo, F. G., Fiotti, N., Sisto, U. G., Nunnari, A., Colla, S., Mearelli, F., … & Biolo, G. (2022). Skeletal Muscle in Hypoxia and Inflammation: Insights on the COVID-19 Pandemic. Frontiers in Nutrition, 9.
- Ali, A. M., & Kunugi, H. (2021). Skeletal muscle damage in COVID-19: a call for action. Medicina, 57(4), 372.