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Solo el 40 por ciento de los pacientes que ha sufrido una fractura por osteoporosis recupera su anterior calidad de vida, autonomía e independencia, según ha advertido el doctor Santiago Palacios, presidente del 22 Encuentro Nacional de Salud y Medicina de la Mujer (SAMEM) y de la Fundación Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas (FHOEMO).
«Es una enfermedad silenciosa, tenemos un montón de fracturas, principalmente vertebrales, que pasan desapercibidas. De ahí que suponga un verdadero problema de Salud Pública, ya que ese silencio hace que aumenten las fracturas», ha detallado el experto en rueda de prensa este miércoles.
Palacios ha lamentado que la osteoporosis y las fracturas por fragilidad «han sido ignoradas durante demasiado tiempo en las políticas de salud y en las agendas europeas de investigación. «Esto ha dejado a millones de personas, en su mayoría mujeres, sin acceso a la atención y al apoyo que necesitan para vivir una vida plena e independiente. Tanto es así que la atención médica sigue fallando en la mayoría de los pacientes y se producen demasiadas fracturas que podrían prevenirse», ha denunciado.
El 22,5 por ciento de las mujeres y el 6,8 por ciento de los hombres mayores de 50 años padece osteoporosis en España, una enfermedad ósea que actúa de manera silenciosa y que, en muchas ocasiones no se hace visible hasta que se produce la primera fractura. En total, son cerca de tres millones de personas las que sufren esta enfermedad ósea en nuestro país, lo que supone una prevalencia del 5,4 por ciento sobre toda la población.
Tanto la edad avanzada como el género son dos factores de riesgo para sufrir fracturas óseas causadas por osteoporosis. De hecho, el 80 por ciento de las personas que han sufrido una fractura por fragilidad son mujeres.
En este sentido, las estimaciones indican que las fracturas causadas por osteoporosis son responsables de la pérdida de 12 años de vida por cada 1 000 personas de más de 50 años. «A pesar de que la osteoporosis no se percibe como una enfermedad seria, los datos son preocupantes: solo el 40 por ciento de los pacientes que ha sufrido una fractura recupera su anterior calidad de vida, autonomía e independencia», ha resaltado el doctor Palacios.
El experto ha instado a buscar soluciones, ya que calculan que en la actualidad se producen unas 333 000 fracturas por esta causa al año, pero los números van a aumentar hasta 420 000 en 2030. De la misma forma, Palacios ha argumentado que el coste de las fracturas era de 4 200 millones de euros en 2017, pero que será de 5 500 millones en 2030, debido al progresivo envejecimiento de la población española.
Una de las soluciones: unidades de fracturas
En la misma línea, la jefa de sección de Medicina Interna del Hospital Central de la Cruz Roja San José y Santa Adela, María Jesús Moro, ha lamentado que «no se está abordando bien el manejo de estos pacientes». De hecho, ha recordado que las fracturas por fragilidad de los huesos son dolorosas, a menudo se traducen en una pérdida de movilidad y están asociadas con una mayor mortalidad, morbilidad y el incremento del riesgo de sufrir una siguiente fractura.
«Muchas de las fracturas producen dolor y, sobre todo, pérdida de la autonomía personal. Esto conlleva un impacto enorme en el paciente y en los sistemas sociosanitarios. Tiene un impacto social y económico en el paciente muy importante, no nos podemos permitir este elevado coste.
Al hilo, ha alertado de que «las personas que han sufrido alguna de estas fracturas tienen un riesgo cinco veces mayor de tener una segunda al cabo de un año en una localización parecida o distinta». En opinión de la doctora Moro, «es crucial identificar a estas personas y prevenir estas fracturas secundarias en la medida de lo posible para minimizar sus consecuencias».
Para ello, ha defendido que la creación de Unidades de Fractura en todos los hospitales «permitiría mejorar las cifras de diagnóstico y tratamiento, además de disminuir la considerable carga económica y psicológica que suponen las fracturas por fragilidad». «Necesitamos un plan para reducir el riesgo de fractura por fragilidad. Sabemos qué hacer y cómo hacerlo», ha apostillado el doctor Palacios.
Según la experta, la introducción de estas Unidades podría evitar cada año más de 1 200 fracturas por fragilidad y supondrían un ahorro de 18,4 millones de euros. «Es urgente que tanto profesionales de la salud, como pacientes, gestores y políticos empecemos a trabajar de forma conjunta para conseguir un cambio en el abordaje de esta enfermedad y sus consecuencias», ha reclamado.
Estas unidades multidisciplinares estarían lideradas por un clínico, pero también introducirían distintas especialidades, como cirujano, traumatólogo, rehabilitador, geriatra o una enfermera que «educaría al paciente en medidas de nutrición o ejercicio». «Es la manera eficaz de dar al paciente lo que necesita«, ha insistido.
Abordaje precoz: la importancia del paciente
Una de cada cinco mujeres con fracturas por fragilidad no cree estar en riesgo de sufrir nuevas fracturas por el mismo motivo, y tres de cada cuatro no saben que el tratamiento para la osteoporosis reduce este riesgo.
«Las pacientes deben hablar con su médico sobre qué opciones de tratamiento son las más adecuadas para que puedan llevar una vida lo más plena posible, sabiendo que sus huesos están protegidos. La involucración del paciente en la toma de decisiones es fundamental para conseguir una mayor adherencia a su tratamiento y un mejor abandono, pero es igual de importante que nosotros, como sanitarios, podamos acceder a todo el arsenal terapéutico disponible para poder ofrecer el mejor tratamiento según las circunstancias», ha indicado la doctora Moro.
El flujo de comunicación entre médico y paciente es también un punto de mejora para aquellas personas que sufren la enfermedad. «Hoy en día la información facilitada para que los pacientes conozcamos mejor la osteoporosis, sus consecuencias (como es la fractura ósea), y las opciones terapéuticas es muy escasa», ha comentado Beatriz Soto, paciente de osteoporosis, secretaria de la Fundación Hispana de Osteoporosis y Enfermedades Metabólicas Óseas (FHOEMO) y representante de la Asociación Española con la Osteoporosis y la Artrosis (AECOSAR).
A pesar de que durante los últimos años ha habido una evolución y el paciente cada vez tiene un papel más activo, ha reivindicado «hacer un esfuerzo para mejorar la comunicación entre paciente y especialistas, con el fin de que estemos involucrados desde el primer momento en la toma de decisiones sobre nuestra enfermedad».
«Pero no solo eso, también necesitamos que la innovación terapéutica llegue cuanto antes para que nos beneficiemos el mayor número posible de pacientes. Mi esperanza es que la sanidad pública nos dé más facilidades. Las medicaciones no son baratas y eso frena a muchos médicos a darla, entonces te dan pastillas de calcio y nada más», ha remachado.
¿Cuál ha sido el impacto de la pandemia?
Sobre la actualidad de las fracturas por osteoporosis, la doctora Moro ha hablado sobre cuál ha podido ser el impacto de la pandemia. «Nos tememos que la adherencia al tratamiento vaya a decaer. Pero las consultas telefónicas desde atención especializada ha sido una herramienta que ha producido que no empeore la adherencia. Incluso en algunas áreas se ha percibido una mejora. Hemos aprendido que utilizando nuevos recursos somos capaces de mejorar las cosas», ha apuntado.
En cuanto a si han aumentado las fracturas durante la pandemia, la experta ha precisado que «no hay números oficiales». «La gente mayor prácticamente no salía a la calle en el primer año. Los riesgos de caída se han minimizado mucho, pero ha seguido habiendo fracturas. No hay registros oficiales porque no todos los hospitales han operado», ha explicado.
marzo 16/2022 (Europa Press) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.