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Las mujeres que a lo largo de su vida residen en barrios con más espacios verdes tienen menos probabilidades de experimentar síntomas del síndrome premenstrual, en comparación con las que viven en vecindarios menos verdes.
Son las conclusiones de un nuevo estudio del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal), centro impulsado por la Fundación ”la Caixa”, y la Universidad de Bergen, y que ha sido coordinado por Payam Dadvand, investigador de ISGlobal y CIBERESP.
El síndrome premenstrual (SPM) causa síntomas psicológicos y físicos clínicamente relevantes en hasta en el 20 % de las mujeres en edad reproductiva. Aunque cada vez hay más evidencia científica que asocia los entornos naturales con beneficios para la salud general y reproductiva, hasta ahora ningún estudio había analizado su relación con el síndrome premenstrual.
La nueva investigación, publicada en la revista Environment International, se propuso estudiar si vivir cerca de espacios verdes urbanos podría ser beneficioso contra los síntomas del síndrome premenstrual y si esta relación podría estar mediada por el Índice de Masa Corporal (IMC), la contaminación atmosférica o la actividad física.
El trabajo se realizó con datos de más de 1 000 mujeres de entre 18 y 49 años de las ciudades de Bergen (Noruega), y Gotemburgo, Umeå y Upsala (Suecia), de la cohorte europea RHINESSA. Las mujeres rellenaron un cuestionario sobre su estilo de vida, actividad física y salud reproductiva, indicando si sufrían alguno de los ocho síntomas comunes del síndrome premenstrual: irritabilidad, ansiedad, lloro o mayor sensibilidad, depresión, dificultad para dormir, dolor abdominal, sensibilidad en los pechos o distensión abdominal y dolores de cabeza. El estudio utilizó el Índice de Vegetación de Diferencia Normalizada (NDVI) para medir los espacios verdes cercanos a los domicilios de las participantes. También se analizó el IMC y se estimó la exposición residencial a la contaminación atmosférica –dióxido de nitrógeno (NO2) y materia particulada PM2,5 y PM 10–.
Las conclusiones mostraron que las mujeres que vivían en barrios con más espacios verdes presentaban menos síntomas del síndrome premenstrual y menos probabilidad de sufrir cuatro de los ocho síntomas investigados: ansiedad, depresión, dificultad para dormir y sensibilidad en los pechos e hinchazón abdominal.
“Al analizarse la exposición a los espacios verdes en un momento concreto en el tiempo, el análisis no arrojó ningún resultado significativo, por lo que nuestro estudio apunta a la importancia de la exposición a los espacios verdes a largo plazo, donde sí se hallaron los beneficios contra los síntomas del síndrome premenstrual”, destaca Payam Dadvand.
“Tres de los cuatro síntomas que mejoraban con la exposición a los espacios verdes eran psicológicos, lo que es coherente con lo que ya sabíamos: el contacto con la naturaleza es beneficioso para reducir el estrés y mejorar la salud mental”, explica Kai Triebner, investigador de la Universidad de Bergen y primer autor de la publicación. “El estrés puede empeorar los síntomas del síndrome premenstrual al aumentar los niveles de la hormona cortisol, que, a su vez, podría estar asociada con una mayor liberación de progesterona, que se ha relacionado con la aparición de síntomas del síndrome premenstrual”, añade.
Investigaciones previas también relacionan los beneficios de los espacios naturales con el aumento de la actividad física y la reducción de la contaminación atmosférica, pero este estudio no observó un papel mediador.
“Cada vez existen más estudios científicos que concluyen que los espacios verdes son beneficiosos para nuestra salud, pero en muchas ciudades no tenemos suficientes o no están cerca de la población, por lo que las y los responsables políticos urbanos deberían priorizar los entornos naturales como algo esencial para nuestra salud”, concluye Dadvand.