Más de 650 millones de dosis de vacunas anticovid fueron entregadas, hasta el 9 de diciembre de este año, a 144 países en el marco del mecanismo Covax, codirigido por la Coalición para las Innovaciones en Preparación para Epidemias (CEPI), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Gavi, la Alianza para la Vacunación.

vacunas mecanismo COVAXEsta cifra está muy por debajo de los 2 000 millones de dosis previstas para 2021 inicialmente, pero que en septiembre pasado se tuvieron que revisar a la baja. Se espera que la meta original se consiga solo en el primer trimestre de 2022.

Actualmente, el Compromiso Anticipado de Mercado de Covax estima que para finales de este año tendrá 1 425 millones de dosis de vacunas y enviará unos 1 200 millones de ellas a 92 países de ingreso mediano y bajo.

Triángulo costo-tiempo-calidad

Al echarle un vistazo a las noticias de los últimos meses, parece que Covax, una iniciativa muy respetable en teoría, en la práctica se convirtió en otra víctima del triángulo de costo, tiempo y calidad. El mecanismo apostó, a la vez, por una calidad alta y por unos precios asequibles para las vacunas suministradas, lo que hace inevitables los problemas de rapidez de los suministros.

Como recordó en julio de 2020 la doctora Ngozi Okonjo-Iweala, presidenta de la junta directiva de Gavi, países de ingreso mediano y bajo tienen un acceso muy limitado a las vacunas contra el covid-19, y sin los mecanismos como Covax seguirán sufriendo las consecuencias de la pandemia. Mientras, el Compromiso Anticipado de Mercado de Covax no solo les da acceso a las vacunas, sino también cubre, al menos una parte del costo de los fármacos.

A finales de octubre pasado, el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) informó que los Estados miembros del Grupo de los Veinte (G20) habían recibido 15 veces más dosis de vacunas anticovid por persona que los países del África subsahariana –con excepción de Sudáfrica, miembro del G20–, y tres veces más dosis por cabeza que el resto de las naciones en conjunto.

Unicef señaló que los países desarrollados que cuentan con más vacunas anticovid de las necesarias se comprometieron a donar dosis extras a los de ingreso mediano y bajo a través de Covax, pero el proceso resultó mucho más lento de lo esperado.

«De los 1 300 millones de dosis adicionales que los países se han comprometido a donar, solo 356 millones de dosis han sido proporcionadas a Covax. Menos del 5 por ciento de la población africana está completamente vacunada, lo que deja a muchos países en alto riesgo de nuevos brotes», comunicó el Fondo el 28 de octubre.

Al cabo de un mes, el Fondo Africano de Adquisición de Vacunas (AVAT), los Centros Africanos para el Control y la Prevención de Enfermedades (África CDC) y Covax, en un comunicado conjunto, informaron que la mayoría de las vacunas contra el covid-19 donadas a los países africanos hasta la fecha fueron suministradas ad hoc, con poca antelación y una vida útil corta.

«Tener que planificar con poca antelación y garantizar que se acepten las dosis con una vida útil corta aumenta la carga logística sobre los sistemas sanitarios que ya están sobrecargados», dice la nota publicada el 29 de noviembre.

Un problema de precios

En el caso de Covax, los suministros resultaron afectados sobre todo por los acuerdos directos –y más rentables– entre los países desarrollados y los fabricantes de vacunas anticovid: aquellos simplemente ofrecen mejores, es decir, más altos precios, aunque ambas partes también están comprometidas con el mecanismo Covax. Vender vacunas a precios considerablemente más bajos a Covax simplemente no es tan atractivo para los fabricantes.

El mecanismo apostó en gran medida por el Instituto Suero de India, el mayor fabricante de vacunas del mundo que, sin embargo, experimentó problemas después de que el Gobierno de Estados Unidos impusiera restricciones a las exportaciones de ciertos ingredientes para preservar las materias primas para sus propios productores; luego Covax tuvo que enfrentarse a las limitaciones a las exportaciones de vacunas por parte ya del Gobierno de la India, debido a otra oleada de la covid-19.

En estas circunstancias, los países cuyas economías les permitían buscar otras fuentes de vacunas, es decir, firmar acuerdos bilaterales directos con los fabricantes, lo hicieron, mientras que, al resto, atrapado por la situación, solo le quedaba esperar.

Después de todo, el dinero siguió siendo la llave que abre todas las puertas, a pesar de las protestas y llamamientos de los codirectores de Covax.

No hay tiempo que perder

Una de las condiciones en las que se basa el trabajo del mecanismo Covax es que, si una vacuna anticovid está aprobada por las agencias reguladoras y/o pre calificada en el marco del Programa OMS de Pre calificación de Medicamentos, Covax la comprará para comprobarla y distribuirá las dosis adquiridas entre un 20 por ciento de la población de cada país que participa en el mecanismo.

Además, en su sitio web, la OMS indica que Covax tiene como objetivo disponer de una gama amplia de vacunas anticovid; suministrarlas tan pronto estén disponibles; poner fin a la fase aguda de la pandemia; y restaurar las economías afectadas por el coronavirus.

Es evidente que una de las soluciones para lograr estos objetivos y acelerar los suministros es contar con el mayor número de vacunas procedentes de diferentes fuentes. En este contexto, podría resultar útil recurrir a la vacuna rusa Sputnik V, que ya ha sido autorizada por más de 70 países, pero todavía no por la propia OMS.

A principios de diciembre, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, instó a los países a cumplir con el abastecimiento de vacunas para el mecanismo Covax, impulsar la donación de inmunizantes, y promover ante la OMS la autorización de aquellas que han demostrado ser eficaces.

A su vez, el presidente de Rusia, Vladímir Putin, calificó de alarmante el «nacionalismo de vacunas» y subrayó la suma importancia de establecer una cooperación internacional para garantizar un acceso equitativo a los fármacos.

Al final, mientras Covax busca soluciones, las grandes farmacéuticas y los países desarrollados se echan la culpa unos a los otros por los retrasos en los suministros y los países de ingreso bajo continúan a la merced de las donaciones, el propio coronavirus SARS-CoV-2 no espera a nadie y sigue mutando.

Cada nueva variante es susceptible de convertirse en un gran reto para la eficacia de los fármacos existentes y aumenta la incertidumbre respecto al futuro de nuestra lucha contra el covid-19.

diciembre 29/2021 (Sputnik) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

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