La rápida reacción de los países contrasta con lo poco que se conoce de esta nueva versión del coronavirus y los casos descritos, poco más de 30 todos procedentes de un brote en Sudáfrica, aunque ya se haya descrito una paciente no vacunada en Bélgica.

mutaciones SARS-CoV-2,La Organización Mundial de la Salud (OMS) se apresuró a reunirse a poner nombre a esta nueva amenaza, ómicron, y la ha calificado de variante de preocupación porque podría conllevar un «mayor riesgo de reinfección», según las primeras evidencias científicas preliminares.

Desde el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC), Andrea Ammon, explica en un comunicado que «todavía existe una considerable incertidumbre relacionada con la transmisibilidad, la eficacia de la vacuna, el riesgo de reinfecciones y otras propiedades de esta variante». Al tiempo que ha insistido en que «es imperativo que cerremos la brecha de inmunización. Se deben considerar dosis de refuerzo para todas las personas adultas, dando prioridad a las personas mayores de 40 años.

Finalmente, debido a las incertidumbres involucradas en esta situación, la implementación reforzada oportuna de intervenciones no farmacéuticas es ahora más importante que nunca».

¿Está habiendo una sobrerreacción de los países europeos o hay motivos de preocupación claros?

El ex asesor de OMS y especialista en enfermedades infecciosas, Vicente Soriano, aclara para este diario que la singularidad de esta nueva variante, que por cabe calificarla de cepa, radica en las numerosas mutaciones encontradas en la proteína de la espícula del virus: «Parece que ha aparecido una variante que es muy distinta a las variantes registradas hasta ahora y, además, ha aparecido de golpe, lo cual puede indicar que existe un reservorio animal activo, que no conocemos».

Esa idea de «reservorio no humano» se sostiene, según Soriano en que «no ha habido una trazabilidad, una evolución natural del coronavirus que nos haya llevado a esta variante, que supone un salto».

Las investigaciones necesarias para conocer el impacto de esta nueva versión del virus deben centrarse en dos aspectos, según apunta Soriano. Por un lado, en saber si hay un reservorio no humano del virus que haya generado esta variante tan distinta y, por otro, si la inmunidad previa obtenida a través de la vacuna o por haber pasado la enfermedad es efectiva ante la variante Nu.

¿Podría no ser eficaz la vacuna frente a la nueva versión del SARS-CoV-2?

El ex asesor de la OMS es prudente en su respuesta, pero recuerda que las vacunas se desarrollan contra un virus y es posible que las mutaciones, los cambios en ese virus, las haga menos efectivas. «En estos momentos hay que seguir secuenciando y recogiendo información de la variante y, sí, podría concluirse que las vacunas autorizadas hasta ahora fueran menos efectivas», porque siempre hablamos de grados de cobertura.

Más contundente se muestra Fernando González, de la Unidad Mixta Infección y Salud Pública de la Fundación para el Fomento de la Investigación Sanitaria y Biomédica de la Comunitat Valenciana (Fisabio) y la Universidad de Valencia. «Resultaría precipitado, con los datos que hoy tenemos, decir que las vacunas no sirven. En el futuro, con más información, puede que esta situación sea diferente, pero a priori debemos decir que las vacunas son efectivas. Si el porcentaje de efectividad era al inicio del 95 % y luego baja al 90%, siguen siendo efectivas. Si bajase, incluso, a menos, también seguirían siendo efectivas».

Los laboratorios AstraZeneca, Pfizer-BioNTech y Moderna han puesto en marcha los engranajes necesarios para evaluar la eficacia de sus actuales fórmulas. El combo germano estadounidense decidirá en un plazo de dos semanas, si los resultados así lo apuntan, la elaboración de una nueva vacuna adaptada a la variante emergente, lo que tardaría aproximadamente 100 días.

La anglo sueca, por su parte, examina el impacto de la nueva variante de covid en la vacuna y el cóctel de anticuerpos que desarrolla. Moderna anunció que trabaja en una dosis de refuerzo, por si hiciera falta, ad hoc contra ómicron.

El investigador de Fisabio destaca que «de momento estamos ante una variante en vigilancia», según la ha calificado la OMS .»Debemos tener en cuenta que los casos encontrados hasta el momento se vinculan con un brote concreto en Sudáfrica y, además, el número de casos total no es relevante como para denominarla de preocupación, aunque sí que debemos mantenernos en alerta ante los cambios», apunta.

Sobre lo que ya sabemos de esta nueva variante responde Iñaki Comas, investigador del Instituto de Biomedicina de Valencia del CSIC. «Las mutaciones que muestra la B.1.1.529 se habían visto en otras variantes, pero no todas juntas en la misma». Explica que «alguna de esas variantes se cree que están asociadas a mayor transmisibilidad, otras a una reducción de la eficacia de los anticuerpos…». Sin embargo, según Comas «lo importante no son las mutaciones individuales, sino qué hacen cuando están en combinación. Esta es una combinación nueva por lo que, de momento, nos quedamos simplemente en que tienen ese potencial y habrá que ver que si realmente se corrobora o no».

Además de ese mayor número de mutaciones, otro signo de alarma que señala el científico del CSIC es que «está creciendo a una gran velocidad», aunque recuerda que «esto ha ocurrido con otras, por ejemplo, con la variante Beta, que luego solo tuvo un efecto local y no se abrieron mucho camino fuera».

Por tanto, para el investigador «hay que seguir la trayectoria en Sudáfrica y ver si se replica en otros países donde haya entrado. Hay una gran heterogeneidad epidemiológica ahora mismo, países muy vacunados, poco vacunados, con ola creciente, ola decreciente. En ese sentido, si entra y desplaza a la variante Delta en todas esas situaciones -en analogía a lo que Delta hizo con Alpha hace unos meses- nos indicaría que efectivamente es sustancialmente más transmisible». En paralelo, Comas insiste en que «se debe estar ya midiendo el impacto en anticuerpos en el laboratorio para saber si suponen un riesgo o no para las vacunas».

El control local de la pandemia no es posible

Sin embargo, aunque haya dudas sobre la verdadera gravedad de la variante ómicron, los expertos destacan la situación de sexta ola en la que están inmersos varios países europeos y «sabemos que las variantes agravan las olas existentes«, apunta Comas.

En este contexto, el cierre del espacio aéreo y otras medidas de contención del virus tienen un sentido claro: «Si la variante entra en un país en un contexto de restricciones, puede que se termine imponiendo, pero se evitaría que agrave las olas. A esto hay que añadir todo lo relacionado con la inmunidad total o parcial que tenga la población. Tanto para esta como para otras variantes lo que funciona es una combinación de medidas de protección: vacunación, mascarillas, distancia, ventilación. Este invierno era nuestra «prueba de fuego», ya que se combinaba el frío (espacios cerrados), la variante delta y una cierta pérdida de efectividad de las vacunas. Veremos si esta variante se añade a la ecuación o no».

Con este más que aparente nuevo revés que ha traído ómicron, los investigadores vuelven a poner de manifiesto que «la pandemia se puede controlar localmente en un momento concreto, pero ese control siempre estará en peligro si no la controlamos globalmente».

El temor del investigador del CSIC es que «la falta de visión de los países desarrollados, donde por ciudadano se han llegado a acumular en los almacenes hasta cuatro o cinco dosis, la podemos terminar pagando». Dicho de otro modo, en palabras de González: «La vacunación debe ser global. Y este es el ejemplo de que no podemos olvidarnos de que todos los países deben tener acceso a ella, porque, de lo contrario, dejamos al virus espacios para actuar».

También coincide con esta idea Joan Caylá, miembro de la Sociedad Española de Epidemiología: «Estamos dando muchas oportunidades al virus para multiplicarse. En Sudáfrica el VIH y la tuberculosis son otras infecciones importantes y están interactuando con el SARS-CoV-2″.

¿Qué preocupa a los científicos de la variante ómicron?

La variante Delta sigue siendo dominante en todo el mundo, representa el 99,9  % de los casos en Estados Unidos. «Aún no está claro si ómicron desplazará a Delta, ha dicho el Dr. Graham Snyder, director médico de prevención de infecciones y epidemiología hospitalaria del Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh. .

La nueva variante tiene más de 30 mutaciones en la parte del virus a la que se dirigen las vacunas actuales. También se sospecha que está provocando un aumento en las nuevas infecciones en Sudáfrica.

«Es probable que las mutaciones de ómicron hagan que ciertos tratamientos de covid-19, incluidos algunos anticuerpos fabricados, sean ineficaces, sostiene el Dr. David Ho, profesor de microbiología e inmunología en la Universidad de Columbia.

Las píldoras antivirales experimentales, como Paxlovid de Pfizer Inc y molnupiravir de Merck & Co Inc, se dirigen a partes del virus que no cambian en ómicron, y estos medicamentos podrían volverse aún más importantes si la inmunidad natural e inducida por la vacuna se ve amenazada.

noviembre 27/2021 (Diario Médico)

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