En el abordaje de la cistitis, «los lactobacilos son la especie probiótica más reconocida para mantener un tracto urinario saludable, ya que producen muchas sustancias para inhibir el crecimiento bacteriano; recubren la superficie del epitelio de la vejiga impidiendo que la bacteria E. coli (causante de la cistitis) se adhiera, e inhiben las cepas patógenas de E. coli, pero también otros uro patógenos». Así lo explican los autores de la Guía Cistitis y verano, elaborada por el Centro de Información de la cistitis, que la ha revisado para publicar ahora una actualización.

Via-urinariaEn la guía se explica que los lactobacilos «administrados por vía oral sobreviven al paso intestinal y se ha demostrado que migran al tracto genital. Se sabe que se adhieren a las células de la vejiga, incluso tras su administración oral, impidiendo la proliferación bacteriana».

En concreto destacan por su eficacia demostrada el Lactobacillus plantarum LP01 y el Lactobacillus reuteri LRE02.

Además de los probióticos, la guía menciona el arándano rojo americano y el brezo, dos plantas medicinales que contribuyen a prevenir la cistitis, que representa entre el 5 y el 10 % de las consultas de Atención Primaria y el 30 % de las de Urología, según la Sociedad Iberoamericana de Neurourología y Uro ginecología y la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (Sefac).

Así, confirman que el arándano rojo americano «es un fruto cuyos componentes, las proantocianidinas (PAC), pueden resultar eficaces para prevenir la adhesión de las bacterias causantes de la cistitis a las paredes de la vejiga. Por ello, los preparados farmacéuticos a base de arándano rojo americano pueden ser de utilidad en épocas con mayor riesgo de aparición de episodios de cistitis, como el verano».

Respecto al brezo la guía recuerda que es un arbusto «cuyas flores contienen PAC y flavonoides, que pueden favorecer una mejora del bienestar urinario, la eliminación de líquidos al facilitar la diuresis y la expulsión de toxinas mediante la orina, por lo que en caso de infección ayudaría a expulsar las bacterias causantes».

Los autores señalan también que el tratamiento de la cistitis comprende dos vertientes: por un lado, el antibiótico, «el tratamiento estándar para eliminar las bacterias causantes de infección, cuya elección dependerá de diversos factores, como la resistencia bacteriana o las historia clínica de la paciente», y por otro los analgésicos, que se recomendarán, «en función de la intensidad de los síntomas, para aliviar las molestias como el dolor o el picor».

Cistitis en verano

El Centro de Información de la cistitis comenta en la guía que el riesgo de contraer infecciones urinarias se incrementa en verano como consecuencia de permanecer con el bañador húmedo durante un tiempo prolongado y por el aumento de las relaciones sexuales. De hecho, «muchas mujeres asocian el sexo con la cistitis, lo que se conoce como cistitis postcoital, la cual sucede porque durante el coito se favorece el paso de bacterias hacia la uretra que, en el caso de ellas, es más corta, por eso hay mayor prevalencia en el género femenino», dice el texto.

Según el Centro de Investigación sobre Fitoterapia (Infito), de las personas que sufren cistitis, el 60 % la tienen en verano.

Otros factores pueden aumentar el riesgo de tener cistitis en verano es una insuficiente hidratación, retener la orina «al pasar más tiempo fuera de casa durante el verano es habitual que se aguante más tiempo sin ir al baño», cambios en la dieta, y alteración de la flora vaginal.

Consejos a pie de mostrador

El farmacéutico, además de recomendar las plantas medicinales y los probióticos, también puede recordar una serie de pautas preventivas que se recogen en la guía, entre ellos:

  • Ingerir un mínimo de 1,5 litros de líquido al día, para eliminar más rápido las bacterias del aparato urinario.
    Evitar sustancias excitantes (como alcohol, cafeína y tabaco) y bebidas carbonatadas.
  • Orinar cada 2-3 horas para favorecer la eliminación de bacterias, ya que la retención de orina en la vejiga favorece su crecimiento.
  • Ir al baño antes y después de haber mantenido relaciones sexuales.
  • Lavar, con jabones neutros, de delante hacia atrás, para evitar la contaminación, y no hacer duchas vaginales.
  • Realizar ducha, en lugar de baño para higiene diaria.
  • Secar en la misma dirección. Las bacterias causantes pueden proceder de una incorrecta eliminación de las heces.
  • Cambiar el traje de baño mojado para reducir la humedad y evitar el contraste de temperaturas en la zona.
  • Utilizar ropa interior de algodón y evitar prendas ajustadas.
  • Combatir el estreñimiento y no posponer la evacuación, para que los gérmenes no puedan colonizar los tejidos cercanos al tracto urinario.

Reconsiderar el uso de diafragma, pues ejerce presión sobre la uretra y dificulta el vaciado de la vejiga. Su uso está asociado a una mayor frecuencia de infección. Lo mismo ocurre con los tampones si las infecciones urinarias suelen aparecer en el periodo premenstrual.

septiembre 25/2021 (Diario Médico)

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