Los bajos niveles de vacunación en muchos países y la rapidez con que está mutando el coronavirus hacen temer que encuentre nuevas formar de infectar a personas inmunizadas.

vacuna anti COVID-19La cuarta y la quinta ola han estado protagonizadas, respectivamente, por las variantes alpha y delta del coronavirus, a la cual más contagiosa que la anterior. Ambas han prolongado y potenciado una epidemia cuya erradicación resulta cada vez más difícil, a pesar de las vacunas.

¿Era previsible que el virus aprendiera a infectar mejor si le dábamos ocasión? ¿Seguirá evolucionando en el futuro? ¿Cuál es su límite?

«No es del todo inesperado que una variante invada muchos países. Ha pasado antes y volverá a ocurrir», responde Darren Martin, investigador de la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) y experto en la evolución del SARS-CoV-2 y otros virus. «Quizá lo que sí habría podido evitarse es tener tantas infecciones con delta circulando en Europa y Norteamérica», añade.

Lo más probable es que el virus mute para tener «una mayor infecciosidad y una capacidad aumentada para infectar a vacunados o previamente infectados»

«Era inevitable que continuara extendiéndose, dado que los niños no están siendo vacunados y hay un porcentaje de la población de esas regiones que siempre rechazará la vacunación si se le permite elegir», prosigue Martin. «El virus siempre iba a tener la ocasión de seguir evolucionando en Europa y Norteamérica. Y en el resto del mundo… No hay nada que haya podido hacerse, salvo que los países productores de vacunas hubieran hecho un esfuerzo concertado para fabricar, transportar y ayudar a administrar las vacunas en el resto del mundo», añade.

Dado que eso no ha ocurrido, «es casi seguro que la constante evolución adaptativa del virus en esas regiones», donde los niveles de vacunación son bajos, «generará una mezcla de nuevas variantes con características mejoradas de contagio», argumenta Martin. «Lo más probable es que sea una mezcla de una mayor infecciosidad y una capacidad aumentada para infectar a individuos vacunados o previamente infectados», previene.

Sobrevivir como mecanismo de defensa

La evolución del virus, como la de cualquier otro organismo natural, es imprevisible. Pero no compleja. Básicamente, es una máquina de infectar. «La evolución de este virus va a ser implacable. Todo lo que hagamos para eliminar sus imperativos de supervivencia se topará con adaptaciones evolutivas», advierte Martin. No hay, por el momento, pruebas sólidas de que las nuevas variantes que han ido extinguiendo a las anteriores sean más agresivas, pero sí está claro que acaban causando mayor daño, por el simple hecho de que se extienden con más facilidad.

«Las vacunas que se distribuyen en Europa y Norteamérica claramente funcionan con respecto a limitar la enfermedad grave y la muerte. No hay motivo para esperar que dejen de hacerlo. No hay una ventaja evolutiva obvia para el virus en ser capaz de provocar enfermedad grave, pero sí hay una clara ventaja evolutiva en que sea capaz de infectar y continuar transmitiéndose entre personas vacunadas o previamente contagiadas». explica Martin.

«Las barreras que levantamos en Norteamérica y Europa para evitar la replicación del virus no tienen impacto en la replicación del virus en Colombia, Indonesia o Malaui. Esperar que lo que se haga en Europa o Norteamérica para evitar la transmisión del virus vaya a tener un impacto en doblegar la evolución global del virus es como esperar que los castillos de arena en la playa detengan la marea que se aproxima», remacha Martin.

«El coronavirus, como se va viendo, muta con mucha facilidad», conviene Joan Caylà, portavoz de la Sociedad Española de Epidemiología y presidente de la Fundación de la Unidad de Investigación en Tuberculosis de Barcelona. «La humanidad le está dando a este virus muchas oportunidades», añade. La lógica, de nuevo, es sencilla: cuanto más se transmite el SARS-CoV-2, más ocasiones tiene de mutar y lograr, por puro azar, un cambio que le permita seguir reproduciéndose.

«Si eliminamos el virus solo en España y Portugal, por ejemplo, pero sigue viniendo gente de otros países afectados, tendremos COVID-19 para rato»

«Puede llegar un momento en que aparezca una cepa que fuera más transmisible. Y puede llegar un momento, que sería peor todavía, en que una cepa tenga cambios mayores y las vacunas ya no fueran efectivas. Sería un desastre», advierte Caylà. Un motivo más, unido a que el número de hospitalizaciones y muertes es insoportable desde hace 17 meses, para «ser más estrictos», propone este experto. Aunque, en línea con lo expuesto por Martin, el único modo de evitar la aparición de nuevas variantes sería que todos los países tuvieran acceso a las vacunas.

«Hay algunas voces en Europa que ya piden una tercera dosis», recuerda Caylà. «La Organización Mundial de la Salud (OMS),  nos está diciendo, y creo que tiene mucho sentido, que deberíamos conseguir coberturas amplias en países pobres que tienen limitado acceso a las vacunas. Porque, además, estos países son los que generan la inmigración a Europa«, razona.

«A escala mundial, nos interesa a todos eliminar la COVID a lo antes posible. Si la eliminamos solo en España y Portugal, por ejemplo, pero sigue viniendo gente de otros países afectados, al final tendremos aquí también COVID para rato».

agosto 23/2021 (Diario Médico)

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