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Australia no cejará en su empeño de esclarecer el origen de la actual pandemia, afirmó el primer ministro Scott Morrison.
«Aquellos que han perdido sus vidas y sus medios de subsistencia, merecen respuestas, y Australia seguirá indagando para obtener esas respuestas», declaró Morrison, citado por el diario The Australian, tras presidir una reunión del gabinete nacional recientemente.
La víspera, el director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, insistió en que China «sea transparente, abierta y coopere», especialmente, en lo que concierne a los datos sin procesar que le habían solicitado en los primeros días de la pandemia. Descartar la hipótesis de que el SARS-CoV-2 pudo haber escapado de un laboratorio en Wuhan, según Tedros, había sido «un impulso prematuro».
Australia había sido de las primeras en recomendar que la Asamblea Mundial de la Salud, el órgano supremo de la OMS, lanzara una investigación independiente sobre el origen del virus SARS-CoV-2 detectado por primera vez en la ciudad china de Wuhan.
Pekín calificó de «manipulación política» esa iniciativa, para la que Canberra logró el apoyo de decenas de países entre abril y mayo de 2020.
Como resultado, las relaciones entre China y Australia se enfriaron en grado considerable en los meses siguientes, a lo que contribuyó además la suspensión de un acuerdo de extradición entre Australia y Hong Kong a la luz de la nueva ley de seguridad nacional aprobada en Pekín para esta región administrativa especial.
El deterioro de los vínculos acarreó la suspensión indefinida del Diálogo Económico Estratégico China-Australia por iniciativa de Pekín y varias sanciones comerciales, particularmente la imposición de medidas antidumping al vino importado desde Australia a China en recipientes de dos litros o inferiores.
julio 18/2021 (Sputnik) – Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.
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