Si a pesar de vivir en un mundo globalizado aún hay quien piensa que lo que sucede en un pequeño y remoto rincón de algún país no tiene consecuencias en todo el planeta, solo tiene que remontarse a finales de 2019 y pensar en Wuhan. Lo que vino después, la historia de esta pandemia, lo hemos vivido todos. En el momento actual una crisis azota a la considerada farmacia del mundo, la India, y en uno de los momentos en los que más la necesitamos, en pleno proceso de producción de vacunas para frenar la pandemia. ¿Cómo puede afectar la catástrofe que vive el país asiático en la vacunación?

coronavirus vacunaAntes de la COVID, la India ya producía en torno al 60 % de las vacunas del mundo para enfermedades como la difteria, la tuberculosis, el tétanos o el sarampión.

Su capacidad tecnológica de producción de vacunas es incomparable con ningún otro país. Concretamente, el Instituto Serum, que produce la vacuna Covishield desarrollada por Oxford-AstraZeneca,  es el mayor productor de vacunas del mundo por volumen. El propio instituto calcula que puede producir unos 3 000 millones de dosis durante un año, lo que podría ser la cuarta parte de todas las vacunas que se producen en el mundo.

A pesar de su capacidad de producción de vacunas, India carece de suministros médicos y tecnología en su sistema de salud, que está absolutamente desbordado ante la evolución epidemiológica del país. Recientemente se registró un nuevo récord de contagios: 414 188 en 24 horas, así como 3 915 fallecidos. Ya son más de 20 días consecutivos con más de 300 000 contagios y el ritmo de vacunación paradójicamente en el mayor productor de vacunas del mundo es muy lento (solo el 9,5 % de la población ha recibido al menos una dosis y solo el 2,3 % tiene la pauta completa, según Our World in Data).

Las numerosas críticas, en este sentido, al Gobierno indio por no anteponer las necesidades del país llevaron en marzo a los primeros frenos en el suministro de vacunas para impulsar la vacunación dentro de India, lo que ralentizó la campaña británica, que lleva un retraso de varias semanas en la entrega del segundo lote (5 millones de los 10 totales) de la vacuna de AstraZeneca fabricada por el Instituto Serum.

Hace un par de semanas, la canciller Ángela Merkel manifestó su preocupación por la llegada de medicamentos, ante la emergencia en India, en una conversación con el Partido Popular Europeo, según recogía el periódico Welt.

También fue crítica respecto a la dependencia de la producción india, que «podría tener consecuencias en vista del programa de vacunación, que ha sido catastrófico durante mucho tiempo en la Unión Europea (UE)».

«Los problemas de producción y abastecimiento en la India creemos que le está pasando como a todos los procesos de producción, que de inicio siempre hay más problemas y por lo tanto está respondiendo más lentamente a las expectativas generadas. Se están pidiendo miles de millones de vacunas y el sistema está muy estresado», indica Rafael Vilasanjuan, director de Análisis y Desarrollo en ISGlobal,

centro impulsado por Fundación La Caixa, y miembro del Comité de Dirección de GAVI (Alianza para la Vacunación).

«Toda la cadena de producción está en estos momentos tocada, en parte, por el estrés que vive y, en parte, por las medidas proteccionistas que se están poniendo en todos los países. Las vacunas tienen entre 200 y 300 componentes cada una, incluyendo el vial, el tapón del vial, las materias primas… De esos 200-300 elementos, el 90 % son comunes para todas, y por lo tanto ahí hay una demanda mundial enorme. Mucha parte de estos componentes se hace en Occidente. Hace algunas semanas, por ejemplo, el Serum Institute pidió al Gobierno indio que presionara al Gobierno estadounidense para que levantara las restricciones que había para la exportación de los filtros de decantación porque se habían quedado sin ese material para poder decantar vacunas», explica Vilasanjuan.

Al margen de que la cadena de producción esté conectada a nivel global por sus componentes, ¿pueden suponer un problema para Europa las restricciones indias a la exportación de AstraZeneca? «Hay dos vacunas aprobadas contra la COVID en India en este momento: Covaxin, que es licencia india de Bharat Biotech, y la de AstraZeneca [conocida como Covishield, con licencia y fabricación del Instituto Serum]; Novavax, otra de las vacunas en las que Europa tiene puesta cierta confianza, está por aprobarse. Esa producción del Serum Institute no viene a Europa».

Cuando los mecanismos regulatorios, como la FDA en Estados Unidos  o la EMA en Europa, aprueban una vacuna, argumenta, «no están aprobando únicamente el antígeno, eso ya lo aprueban a raíz de los ensayos clínicos, lo que aprueban es la calidad y seguridad de todo el proceso de producción y también qué plantas productoras pueden hacer la vacuna. Para la vacuna contra la COVID existen pocas probabilidades de que a Europa nos lleguen dosis indias, tendría que darse una escasez absoluta y que se validara puntualmente. Una parte muy importante de esa producción va para Asia, la propia India y también para África y parte de Latinoamérica», recalca Vilasanjuan.

Todo ello a través del mecanismo Covax, la plataforma puesta en marcha por GAVI, la Coalición para la Promoción de Innovaciones en pro de la Preparación ante Epidemias (CEPI) y la Organización Mundial de la Salud (OMS), para garantizar un acceso justo y equitativo a las vacunas para todos los países del mundo. Según Vilasanjuan, las restricciones a la exportación han provocado un retraso en la llegada a Covax de 190 millones de dosis para 92 países del mundo. «En estos momentos Covax solo ha sacado 52 millones de dosis para estos 92 países, que es muy poco, sobre todo para las previsiones de llegar a 2 000 millones a final de año».

El problema de las nuevas variantes

Sin embargo, el experto señala que la situación en India puede afectar de otras formas. «El riesgo fundamental para Europa es el derivado de no tomar la cuestión global como prioritaria, es decir, que el 90 % de las vacunas que tenemos ahora cubran al 10 % de la población mundial eso no va a parar a la COVID, nos va a ofrecer mejores condiciones internas, pero hay tres cuestiones claras: habrá que seguir cerrando fronteras con India, con África, Latinoamérica… En todos esos países, sin vacunas, se va a retrasar el freno a la pandemia. Otra cuestión, más peligrosa, es las variantes que todo esto puede generar y que podrían desactivar la eficacia de las vacunas que ya nos han puesto en Occidente, y nos podría hacer volver al punto de partida».

Además, «otro riesgo, del que se habla poco, pero hay que tenerlo en cuenta, es que la producción de vacunas contra la COVID no debería dejar de producir vacunas para el resto de enfermedades porque esas también podrían generar mutaciones de virus que llegaran, de manera mucho más agresiva, a países donde ya las tenemos controladas o erradicadas».

Así, la OMS ha advertido que debido a la pandemia se han detenido las vacunaciones contra otras enfermedades, lo que pone en peligro la salud de 228 millones de personas en el mundo, en su mayoría niños. Algunos países han retomado las inmunizaciones, pero el 37 % de los países tienen las inoculaciones interrumpidas. Concretamente contra el sarampión son las que más se han visto afectadas, enfermedad que antes de la COVID-19 ya había aumentado.

Para Vilasanjuan lo único que tenemos hoy por hoy para parar la pandemia son las vacunas, «por eso es fundamental que se adopten todas las medidas necesarias para producir más, para distribuir de manera más equitativa. Equitativamente quiere decir que tenemos que hacer frente en aquellos lugares en donde la pandemia tenga picos. Si ahora mismo tenemos a la India con un pico tenemos que poner toda la carne en el asador y dejar zonas donde no hace falta tanta vacuna».

¿Se refiere a los países que van muy avanzados en su vacunación, como Israel, Reino Unido o Estados Unidos? «No necesariamente, también países como Australia, donde hay una incidencia de la enfermedad muy menor y puedes ir vacunando tranquilamente mientras llevas el máximo posible de vacunas a India, a África o zonas donde la epidemia está subiendo, también en Latinoamérica. Covax tiene el proyecto de llegar al 20 % de la población de todos esos países a final de año. Ojo, mientras en Occidente hablamos del 80 %, decimos 20 % en el resto del mundo, eso no es equidad y por tanto va a costar mucho frenar la epidemia si no tenemos una visión más global».

¿Cómo aumentar la producción?

A partir de ahí, según Vilasanjuan, hay que abordar varias estrategias y deben liderarlas los países occidentales. «Lo primero es aumentar la producción de vacunas y eso solo pasa por dos cosas: crear más factorías, más plantas de producción, y eso en el corto plazo no va a pasar, o utilizar todas las plantas de producción que existen y que ahora mismo no están produciendo vacunas. Para ello hay que utilizar la flexibilidad de los acuerdos de la Organización Mundial del Comercio (OMC)».

Y aquí es donde llegamos al gran debate internacional de estos días: las patentes.

«Es decir, para que te produzca Pakistán tienes que flexibilizar la licencia de las patentes porque ellos no pueden acceder a ellas. Es verdad que junto a eso hay que transferir el conocimiento, pero hay plantas de producción en según qué países que podrían producir con el conocimiento actual en base a acuerdos una vez flexibilizada la patente, y eso por otra parte forzaría a la industria a llegar a más acuerdos de los que está llegando en este momento».

Vilasanjuan destaca que «cuando se habla de decir ‘hay que acabar con el sistema de patentes’, primero, no servirá para esta pandemia; segundo, el sistema que hay es el que hay y no existe una alternativa, luego es absurdo buscar soluciones que no van a producir nada. Pero en los acuerdos mundiales de la propiedad intelectual sí que existe capacidad de flexibilizar la licencia de patentes durante las pandemias y ese sería el punto crítico, que por cierto se va a debatir otra vez en la OMC. Ese es un punto para aumentar la producción».

Otra estrategia es aumentar las cifras de vacunación más allá de los países occidentales. «Y ahí donde sabemos que hay mucha más compra de la que hace falta para parar la pandemia se debe empezar a trabajar en dos ámbitos. Por un lado, financiar Covax. Estados Unidos y Alemania han puesto dinero, pero faltan todavía 2 000 millones de dólares, la UE debería liberar también una apuesta en común, ya no solo porque sea una cuestión solidaria, sino porque es una cuestión pragmática: nuestras fábricas no podrán producir si no vienen los elementos de todos esos países y esos países no podrán producir mientras estén bajo los efectos de una pandemia de estas características. Luego es un argumento también económico», indica el especialista.

«Y, por otro lado, y más importante, es que no hay que esperar a que aquí tengamos vacunado al 100 % de la población o al 80 % de la población, ni siquiera al 50 %. Hay que empezar a compartir dosis ya en función de la capacidad de los países y eso solo se puede hacer a través de un mecanismo multilateral, y el único que existe es Covax».

Argumenta que «no se puede hacer país a país porque generaría distintas velocidades. Si cada país decide dar dosis unilateralmente a los ‘países amigos’ no hay ninguna garantía de que esto se haga con equidad, de que frenemos la pandemia, porque un país recibirá de muchos, otro de ninguno y además cada uno recibirá las dosis de diferentes laboratorios, con logísticas diferentes y sin ningún criterio. La solución pasa por Covax, no es un mecanismo fácil, pero hay que activarlo ya, no podemos esperar a que queden los restos de nuestra vacunación para dar las vacunas que nos sobren», hace hincapié Vilasanjuan.

Preguntando al experto su opinión sobre las voces críticas que, ante el anuncio de esas donaciones de vacunas, piensan que primero debemos inmunizar a toda nuestra población antes de regalar dosis, Vilasanjuan lo tiene claro: «No estamos regalando nada, estamos haciendo frente desde la capacidad. Hay una cosa que la gente tiene que tener muy clara: la decisión de la UE de que un ciudadano en Rumanía y uno en España se vacunen al mismo tiempo que uno en Berlín es una decisión inteligentísima que solo obedece a una razón: solo un país puede comprar a este precio, en esta cantidad y con estas condiciones que es Alemania, ninguno más, ni Francia, ni España y por supuestísimo no Bulgaria, Hungría o Rumanía».

«Cuando compras a riesgo tienes que apostar por muchas vacunas, no solo por una porque ¿y si esa luego no sale? Tienes que comprar seis, siete u ocho y nadie hubiera estado en capacidad de hacer eso, solo Alemania. Eso nos hubiera llevado a cerrar las fronteras internas de la UE porque no tendríamos el mismo nivel de vacunación y el comercio europeo se hubiera ido al traste», explica.

Vilasanjuan subraya que esto mismo hay que pensarlo «hacia fuera, fuera de las fronteras europeas nos pasa lo mismo con el mundo, es el mismo razonamiento. No nos podemos responsabilizar de todas las vacunas que se necesitan, pero necesitamos frenar la pandemia a un cierto nivel, desde el punto de vista pragmático, para que se vuelva a recuperar el comercio mundial, para que se puedan recuperar los viajes y toda una serie de cosas que ahora mismo no tenemos, para que funcione económicamente nuestro país. Es una inversión. Eso no es regalar, eso es ser pragmático».

mayo 23/2021 (Diario Médico)

Comments

Comments are closed.

Name

Email

Web

Speak your mind

*
  • Noticias por fecha

  • Noticias anteriores a 2010

    Noticias anteriores a enero de 2010

  • Suscripción AL Día

  • Categorias

    open all | close all
  • Palabras Clave

  • Administración