abr
4
Esta conclusión surge de dos estudios de modelado publicados recientemente por científicos brasileños en la plataforma de preprints medRxiv
Dos estudios dados a conocer recientemente en la plataforma medRxiv, aún sin revisión por pares, ponen en evidencia de qué manera la lentitud en la vacunación contra la COVID-19 en Brasil puede comprometer la eficiencia de la campaña nacional en lo que hace a la disminución de la cantidad de muertes causadas por la enfermedad durante el actual pico epidémico.
En uno de los artículos,ncuyo autor principal es Eduardo Massad, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo (FM-USP), se estima que se salvarían alrededor de 127 000 vidas hasta el final de 2021 si Brasil hubiese puesto en marcha el 21 de enero pasado una vacunación masiva, con aproximadamente dos millones de dosis aplicadas diariamente. El promedio actual ha venido siendo de 200 000 personas inmunizadas por día, es decir, un 10 por ciento de lo que sería ideal según los investigadores, con base en el potencial demostrado por el Sistema Único de Salud (SUS), el sistema sanitario público nacional, durante campañas de vacunación anteriores.
Si los esfuerzos de inmunización hubiesen ganado fuerza un mes después, el 21 de febrero, la cantidad de muertes evitadas bajaría a 86 400 a fin de año. A medida que el tiempo pasa, la estimación disminuye a 54 500 (21 de marzo), 30 300 (21 de abril) y 16 400 (21 de mayo).
“Por lo que todo indica, la vacunación masiva en Brasil solamente se pondrá en marcha en forma efectiva en agosto. Y arrancará únicamente si el Instituto Butantan y la Fundación Oswaldo Cruz (Fiocruz) cumplen la promesa de entregar 150 millones de dosis hasta julio. No estoy contando con las vacunas de otros laboratorios, tales como Pfizer, Moderna o Janssen, pues en caso de que lleguen al país durante este primer semestre, lo será en cuentagotas. Para que fuese posible tener un panorama distinto, esa negociación debería haberse concretado el año pasado”, afirma Massad.
Mediante modelado matemático y con base en las tendencias registradas en diciembre de 2020 (en la tasa de transmisión y en la cantidad diaria de nuevos contagios, sin considerar a la nueva variante brasileña), el grupo encabezado por el profesor de la FM-USP calculó que, de no realizarse ningún esfuerzo de vacunación en el transcurso de 2021, el país llegaría al final del año contabilizando 352 900 víctimas de la COVID-19.
“Se trata de una subestimación, pues con la llegada de las nuevas cepas del SARS-CoV-2, la curva epidémica se ha vuelto mucho más pronunciada. Esa proyección [de muertes hasta el 31 de diciembre de 2021 en un escenario sin vacunación], en el actual contexto, probablemente superaría las 400 mil. En otras palabras, todos los números que figuran en el artículo ahora constituyen un mínimo, el piso”, sostiene Massad.
Para el investigador, Brasil ya atraviesa la tercera ola de la COVID-19, que habría empezado después del pico de casos observado en enero de este año. “La segunda ola ni siquiera llegó a caer sustancialmente cuando surgió la nueva variante [P.1.] y la cantidad de contagios volvió a acelerarse. Desde hace cuatro semanas hemos venido rompiendo récord tras récord”, dice.
Teniendo en cuenta el actual contexto, Massad estima que morirían otros 100 mil brasileños hasta fin de año debido al atraso en la vacunación. Si fuese posible anticipar el comienzo de la inmunización masiva para mayo, esa cifra disminuiría a la mitad aproximadamente.
“Estimo que tendremos entre 30 y 40 millones de dosis durante el primer semestre, y con eso no podemos atender ni a la mitad del grupo que se considera de riesgo y que abarca a 77 millones de personas. Con 40 millones de dosis, solamente vacunaremos a 20 millones de individuos durante ese período, es decir, menos de un tercio de lo necesario”, apunta el investigador.
Por ende, a juicio de Massad, el impacto de la vacunación en el curso de la epidemia será prácticamente nulo durante el primer semestre de 2021. “Si los contagios empiezan a bajar, seguramente será debido al curso natural de la enfermedad o por las medidas de aislamiento social, cuya implementación se hace cada vez más difícil.”
Todas las estimaciones que se describen en el estudio se elaboraron considerando una vacuna con un 90 % de eficacia, un porcentaje superior al de los inmunizantes disponibles actualmente en Brasil (Covidshield, de AstraZeneca/Fiocruz y CoronaVac, de Sinovac Biotech/Instituto Butantan). No obstante, Massad afirma que todas las vacunas aprobadas para su aplicación de emergencia o en forma definitiva se han mostrado igualmente eficaces en lo atinente a la prevención de muertes por la COVID-19, que es el principal parámetro que se evalúa en la investigación. La velocidad marca la diferencia
El segundo estudio sobre el tema estuvo a cargo por Thomas Vilches, posdoctorando en el Instituto de Matemática, Estadística y Computación Científica de la Universidad de Campinas (Unicamp), y contó con la colaboración de investigadores de la Universidade Estadual Paulista (Unesp) con sede en la localidad de Botucatu.
También mediante modelado matemático, el grupo proyectó 18 escenarios referentes al impacto de la campaña de vacunación sobre la cantidad de internaciones y de muertes por la COVID-19 en São Paulo durante el actual pico epidémico.
Entre los factores que se modifican en los diferentes escenarios se encuentran los siguientes: la vacuna utilizada (CoronaVac o Covidshield), la velocidad de distribución de las dosis (630 mil o 1 200 000 al día en todo el país), la protección de cada inmunizante contra los síntomas severos (que varió entre 0 % y el 100 %), la protección de las vacunas contra la infección (que también varió de 0 % al 100 %) y el grado de percepción de riesgo de cada persona vacunada, es decir, en qué medida se respetan las medidas de aislamiento.
Al ajustar el modelo, los investigadores consideraron que alrededor del 20 % de la población paulista ya se había infectado y presentaba anticuerpos contra el SARS-CoV-2. Asimismo, se contempló una tasa de transmisión del virus de 1,04 (100 infectados sintomáticos generan otros 104 sintomáticos). Ese fue el valor que reportó para São Paulo en enero el Observatorio COVID-19 BR.
“En el escenario al que denominamos de base [baseline], consideramos que el 0,3 % de la población del país sería vacunado diariamente. Eso da alrededor de 630 mil dosis diarias. Esa velocidad de distribución sería pasible de alcanzarse solamente con las dosis suministradas por el Instituto Butantan cuando la producción llegue a su ‘velocidad crucero’ [un millón de dosis diarias]. En tanto, en el escenario al que denominamos como de ‘velocidad duplicada’, se vacunaría al 0,6 % de la población por día, lo que se materializaría sumando las dosis producidas por el Butantan y la Fiocruz”, sostiene Vilches.
Así y todo, el investigador remarca que incluso el escenario considerado como base en el estudio es más rápido que el ritmo que se registra actualmente en todo o país. “Brasil cuenta con una gran capacidad de distribución de dosis, merced a la estructura del SUS. Nuestro problema reside en la producción”, afirma.
Las proyecciones indican que con la vacuna CoronaVac, en el mejor escenario, es decir, considerando un 100 % de protección relativa (lo que equivale a decir que la protección contra la infección es del 50,3 %, un valor equivalente al de su eficacia global) y un 100 % de protección contra los síntomas severos, sería posible a la velocidad de base de distribución disminuir un 45,3 % la cifra de muertes causadas por la COVID-19 en el actual pico epidémico. Con la vacuna Covidshield, también en el mejor escenario, la reducción sería del 57 %.
En caso de que se duplicase la velocidad de distribución de las dosis, los porcentajes (referentes a la disminución de fallecimientos) treparían al 65,7 % con la CoronaVac y al 74 % con la Covidshield.
“Con la velocidad duplicada, aun en el peor escenario [cuando la vacuna no suministra ninguna protección contra los síntomas severos y contra la infección], la CoronaVac podría reducir un 30 % la cantidad de muertes, y la Covidshield, un 46,8 %”, estima Vilches.
Según el investigador, el mensaje principal del trabajo indica que, para que la campaña de vacunación tenga un impacto significativo en la disminución de las muertes, debe realizarse todo el esfuerzo posible para acelerar su ritmo en Brasil, lo cual incluye la compra de inmunizantes de otros laboratorios. “Cuanto más vacunas se adquieran, mejor. No existe justificación para no hacerlo. Es fundamental vacunar rápido para evitar muertes y también para frenar el surgimiento de nuevas cepas, aún más agresivas”, dice.