mar
21
Así lo sugieren los resultados de un estudio de la Universidad de Columbia (Nueva York). Las medidas de precaución de los pacientes han podido reducir la incidencia.
Niños y adultos con defectos cardiacos congénitos tendrían un riesgo menor de lo esperado de desarrollar síntomas de moderados a graves de la COVID-19, según un estudio en más de 7 000 pacientes del centro de enfermedades cardíacas congénitas del Colegio de Médicos y Cirujanos Vagelos, de la Universidad de Columbia, en Nueva York (Estados Unidos).
Los resultados de la investigación se pueden consultar en Journal of the American Heart Association.
Aproximadamente 40 000 bebés nacen al año en Estados Unidos con uno o más defectos cardiacos (el 1 % del total).
Desde el inicio de la pandemia se ha demostrado que las personas con cardiopatías tienen un mayor riesgo de complicaciones potencialmente mortales por el coronavirus. Pero se desconocía el impacto de la infección por SARS-CoV-2 en las personas con defectos cardiacos congénitos.
«Al comienzo de la pandemia, muchos temían que la enfermedad cardiaca congénita fuera un factor de riesgo tan importante para la COVID-19 grave como la enfermedad cardiovascular que comienza en la edad adulta», afirma el investigador Matthew Lewis, profesor del Colegio de Médicos y Cirujanos Vagelos. «Nos tranquilizó el bajo número de pacientes con cardiopatías congénitas que requirieron hospitalización por la COVID-19 y los resultados relativamente buenos de estos pacientes».
Menor incidencia
Solo 53 de estos pacientes (43 adultos y 10 niños) acudieron al médico entre marzo y junio con síntomas por la infección por SARS-CoV-2. Son menos del 0,8 % de los pacientes atendidos por el centro, mientras que durante el periodo de estudio, se estima que el 20 % de las personas en el área metropolitana de Nueva York se infectaron con el coronavirus.
Más del 80 % (43) de estos pacientes tenían síntomas leves. De los 9 pacientes que desarrollaron síntomas de moderados a graves, 3 fallecieron. Otro estudio en población general realizado en el Centro Médico Irving de la Universidad de Columbia durante el mismo periodo encontró que aproximadamente el 22 % de los pacientes hospitalizados enfermaron gravemente y aproximadamente un tercio murieron.
En el estudio, los pacientes con un síndrome genético y enfermedad avanzada derivada de su defecto congénito presentaron más probabilidades de desarrollar síntomas de la COVID-19 de moderados a graves, pero el tipo de defecto congénito no se asoció con la gravedad de los síntomas.
Aunque la muestra del estudio fue pequeña, los investigadores concluyen que la enfermedad cardiaca congénita en sí puede no ser suficiente para explicar el riesgo de síntomas graves por la COVID-19.
Efecto de la prevención
Además, los investigadores advierten de que es poco probable que estos pacientes tengan un menor riesgo de enfermar por coronavirus, y que la menor incidencia de la COVID-19 se explicaría por las mayores precauciones que habrían tomado los pacientes para no contagiarse. En este sentido, señalan que deben continuar con las medidas de distanciamiento social y las pautas que dicten los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), ya que el cumplimiento de estas recomendaciones puede estar detrás de los resultados de su investigación.
También señalan que la edad media de estos pacientes (34 años) y la menor incidencia de factores de riesgo cardiovasculares que se adquieren con la edad explicarían por qué la incidencia de síntomas graves sería menor a la esperada.
«Es posible que los pacientes de edad avanzada con cardiopatías congénitas tengan un perfil de riesgo diferente al de la población general», afirma el coautor Brett Anderson, del citado centro de la Universidad de Columbia. «Aún tenemos que definir cuáles son esos factores de riesgo».