La mejoría se observó en un estudio clínico llevado a cabo con 38 voluntarios atendidos en el hospital escuela de la Universidad de São Paulo con sede en la ciudad de Ribeirão Preto.

neumonía por coronavirusLos resultados de un estudio clínico a cargo de investigadores de la Universidad de São Paulo (USP), en su campus de la localidad de Ribeirão Preto, Brasil, consignan que la colchicina, un medicamento que se aplica desde hace décadas en el tratamiento de la gota,  puede ayudar a combatir la inflamación pulmonar y a acelerar la recuperación de los pacientes acometidos por las formas moderada y grave de COVID-19.

Los resultados de dicho estudio, que cuenta con el apoyo de la FAPESP – (Fundación de Apoyo a la Investigación Científica del Estado de São Paulo), se dieron a conocer en la plataforma medRxiv,  en un artículo aún sin revisión por pares.

“Los voluntarios tratados con este fármaco dejaron de requerir suplemento de oxígeno tres días antes que los pacientes con los cuales se aplicó solamente el protocolo terapéutico estándar del hospital, en promedio. Asimismo, pudieron regresar a sus hogares más tempranamente”, comenta el médico Renê Oliveira, quien coordinó el estudio en el hospital general y escuela (Hospital de Clínicas) de la Facultad de Medicina de Ribeirão Preto (FMRP-USP).

De acuerdo con Paulo Louzada Junior, docente de la FMRP-USP y coautor del artículo, la merma observada en el tiempo de recuperación de los enfermos puede redundar en un ahorro significativo para la red pública de salud, amén de permitir atender a una mayor cantidad de gente durante un mismo período de tiempo. “Cada día de internación en una unidad de terapia intensiva [UTI] puede costar entre 5 mil y 10 mil reales por paciente. El aporte de oxígeno, aun cuando se concreta fuera de la UTI, también constituye un tratamiento caro. Por otra parte, la colchicina es un medicamento barato y con potencial de uso a gran escala. El tratamiento completo costó alrededor 30 reales por paciente”, afirma Louzada Junior.

Otra ventaja de este fármaco, según los investigadores, reside en el hecho de que los médicos conocen ampliamente sus efectos adversos: el principal es la diarrea. “En general, se considera que la colchicina es segura. Pero es importante hacer hincapié en que, en el caso del COVID-19, los beneficios se observaron únicamente en pacientes hospitalizados y con algún nivel de compromiso pulmonar. No recomendamos el uso indiscriminado de este fármaco, ni para la prevención y ni tampoco para tratar síntomas leves de la enfermedad”, destaca Louzada Junior.

Aun en casos de pacientes internados en hospitales, según explican los investigadores, los beneficios todavía deben confirmarse en el marco de una investigación con una cantidad mayor de participantes. “Hemos solicitado la autorización de la CONEP [la Comisión Nacional de Ética en la Investigación Científica, un organismo ligado al Ministerio de Salud de Brasil] para llevar adelante la próxima fase, y pronto empezaremos a reclutar voluntarios”, comenta Oliveira.

El patrón oro de la evidencia

Para poner a prueba la hipótesis que indica que la colchicina podría monitorear la tempestad de citoquinas inflamatorias que suele desencadenarse en los cuadros más graves de COVID-19, los investigadores de la USP realizaron entre los días 1º de abril y 6 de julio un ensayo clínico controlado, aleatorizado y doble ciego. Este es el tipo de estudios que se considera como el patrón oro de referencia en la práctica clínica, pues, como ni los médicos y ni tampoco los pacientes saben quién está tomando efectivamente el compuesto sometido a prueba, el riesgo de sesgos (seleccionar pacientes más o menos graves y ponerlos en determinado grupo, por ejemplo) es bajo.

Los 38 participantes quedaron divididos aleatoriamente en dos grupos, ambos tratados con el protocolo terapéutico estándar del hospital para COVID-19. A uno de los grupos se le administró adicionalmente la colchicina, y al otro un placebo. Este trabajo tuvo lugar en el ámbito del Centro de Investigaciones en Enfermedades Inflamatorias (CRID), un Centro de Investigación, Innovación y Difusión (CEPID) de la FAPESP con sede en la FMRP-USP.

Fueron incluidos pacientes con insuficiencia respiratoria que debieron internarse para que se les suministrase oxígeno suplementario. “No incluimos en el estudio a pacientes intubados y mantenidos en la UTI, pero no habría una contraindicación clínica para el uso de la colchicina también en esos casos. Este perfil de pacientes podrá formar parte de la próxima fase del ensayo clínico”, dice Oliveira.

Los resultados descritos en el artículo se refieren a 35 de los 38 participantes: son 18 del grupo del placebo y 17 del grupo tratado con colchicina. A un voluntario hubo que trasladarlo a la UTI antes del comienzo de la aplicación de la medicación del protocolo y a los otros dos (uno del grupo al que se le administró colchicina y uno del grupo que recibió el placebo) hubo que trasladarlos a la UTI durante el tratamiento. Por ese motivo, no culminaron el período de observación. Ninguno de los 38 voluntarios murió.

Al comparar los resultados de los grupos, los investigadores arribaron a la conclusión de que la colchicina aportó beneficios en tres parámetros: acortó el tiempo de oxigenoterapia, redujo el tiempo total de internación y generó una merma más rápida de los niveles de proteína C-reactiva en la sangre, la molécula a la que se considera como el principal marcador de inflamación sistémica. “Al cabo de siete días de tratamiento, los marcadores inflamatorios regresaron a los niveles normales”, comenta Louzada Junior.

Tal como explica Oliveira, la colchicina actúa sobre todo en dos tipos de células del sistema inmunológico: los neutrófilos y los macrófagos, al hacer que caiga la producción de las denominadas citoquinas inflamatorias, entre ellas la interleuquina-1 beta (IL-1β) y la interleuquina-18 (IL-18), y, como consecuencia de ello, también la de interlequicina-6 (IL-6) y del factor de necrosis tumoral (TNF). Las dos primeras son las principales responsables de la inflamación articular en personas acometidas por la gota.

“Los primeros estudios realizados con pacientes que desarrollaron la forma grave de COVID-19 mostraron que en los mismos se registraba un aumento importante de los niveles sanguíneos de esas mismas citoquinas, fundamentalmente de la IL-1β. Por eso imaginamos que la colchicina podría tener un efecto beneficioso, al disminuir la inflamación pulmonar que lleva a la insuficiencia respiratoria”, comenta el investigador.

La próxima fase del ensayo clínico será abierta, es decir que se invitará a los pacientes a participar y tendrán la seguridad de que están tomando el medicamento. Los criterios de inclusión serán menos restringidos: podrán participar pacientes con cáncer y otras enfermedades crónicas, por ejemplo, según informa Oliveira.

septiembre 01/2020 (Dicyt)

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