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Investigadores de la Universidad de Gotinga (Alemania) utilizaron estimaciones de la mortalidad por COVID-19 y el tiempo hasta la muerte informadas en un estudio reciente, publicado en la revista The Lancet Infectious Diseases, para poner a prueba la calidad de los registros de casos oficiales emitidos por los países. El día de la publicación, el 8 de abril de 2020, los investigadores estimaron que solo en Alemania había 460 000 infecciones, en lugar de las 71 000 reportadas oficialmente. Usando la misma técnica de estimación, los Estados Unidos tendrían alrededor de 10 millones de casos hoy, en lugar de los 533 000 que reportan, y España tendría más de cinco millones y no 180 000.
Los investigadores sugieren que las pruebas insuficientes y demoradas pueden explicar por qué algunos países europeos, como Italia y España, experimentan un número de víctimas mucho mayor (en relación con los casos confirmados informados) que Alemania, que ha detectado un 15,6 % de infecciones, en comparación con solo 3,5 % en Italia o 1,7 % en España. Las tasas de detección son aún más bajas en los Estados Unidos (alrededor del 1,6 %) y el Reino Unido (1,2 %), dos países que han recibido críticas generalizadas de expertos en salud pública por su respuesta tardía a la pandemia. En contraste, Corea del Sur parece haber descubierto casi la mitad de todas sus infecciones por SARS-CoV-2.
Con base en estos métodos, los investigadores calcularon un índice de letalidad general de 1,4 %, mucho más bajo que el encontrado para las epidemias anteriores de SARS y MERS, pero aún mayor que el índice de letalidad estimado para la epidemia de gripe H1N1 en 2001. La proporción de letalidad también varía con el tipo de paciente evaluado, como casos sintomáticos graves versus casos leves no reportados. Además, en los menores de 60 años, es solo del 0,32 %, en comparación con el 6,4 % en los de 60 años o más, al 13 % en los de 80 años o más.
“Estos resultados significan que los gobiernos y los encargados de formular políticas deben actuar con extrema precaución al interpretar los números de casos con fines de planificación”, dijo el coautor y profesor de economía del desarrollo, Sebastian Vollmer, PhD. “Tales diferencias extremas en la cantidad y calidad de las pruebas realizadas en diferentes países significan que los registros de casos oficiales no son informativos y no proporcionan información útil”.
“Poner fin a las restricciones actuales de viaje y las medidas de distanciamiento social no solo requerirán una fuerte reducción en la transmisión de nuevos casos, sino también mejoras importantes en la capacidad de los países para detectar nuevas infecciones y luego adoptar medidas adecuadas para aislar a los pacientes infectados y rastrear las posibles personas de contacto”, concluyó el profesor Vollmer. “En ausencia de tales medidas, el virus podría permanecer sin ser detectado nuevamente por un período prolongado de tiempo y es probable que un nuevo brote sea solo cuestión de tiempo”.