Una de las candidatas vacunales contra la COVID-19 ha demostrado, por primera vez, que genera protección en macacos Rhesus, un modelo animal de experimentación en coronavirus SARS-CoV-2.

macaco RheususLa vacuna es una de las dos candidatas que ya están en ensayo en China, desarrollada por la compañía con sede en Pekín Sinovac. Se trata de una de las pocas vacunas inactivadas del virus. Según la Organización Mundial de la Salud, hay seis vacunas ya en ensayo clínico y otras 77 en desarrollo; salvo cuatro, el resto usan técnicas de ingeniería genética.

Los resultados experimentales de esta vacuna china se han publicado en el servidor preimpresión bioRxiv. Los investigadores trabajaron con dos grupos de macacos: a uno se le administró la vacuna, en dos subgrupos para darles dos dosis, y al otro, placebo.

A las tres semanas, comprobaron que ninguno desarrollaba la infección, aunque les introdujeron el virus en la tráquea mediante un tubo.

Los animales que recibieron la dosis más alta de vacuna tuvieron la mejor respuesta: siete días después de exponerse al coronavirus, no había en él niveles detectables en faringe o pulmones. No obstante, algunos de los animales vacunados con la dosis más baja presentaron “señales” del virus pero parecían haber controlado la infección.

En cambio, los animales que recibieron el placebo exhibieron niveles altos de ARN vírico en faringe, ano y pulmón, y también neumonía grave.

Florian Krammer, virólogo de la Facultad Icahn de Medicina del Hospital Mount Sinai, en Nueva York, tuiteó que estos son los “primeros datos preclínicos serios que he visto de alguno de los candidatos vacunales”. Este experto en coronavirus se declara “fan” de las vacunas inactivadas, cuya “anticuada” tecnología puede facilitar su producción.

Otros expertos, en cambio, se mostraron más críticos con el estudio. El también investigador en vacunas contra la COVID-19 Douglas Reed, de la Universidad de Pittsburgh, expuso en Science, que el número de animales del trabajo era demasiado pequeño para producir resultados estadísticamente significativos.

Los investigadores de Sinovac asumen en el estudio las deficiencias en cuanto al modelo experimental utilizado: «Todavía es demasiado pronto para definir el mejor modelo animal para estudiar el SARS-CoV-2″, escriben, si bien señalan que los monos que recibieron el placebo “imitan síntomas similares a COVID-19″.

La compañía, que ha producido otras inmunizaciones con virus atenuado frente a la coxsackievirus, virus de la hepatitis A y B, y el de la gripe H5N1 y la aviar, acaba de iniciar los ensayos en fase I en la provincia de Jiangsu, para evaluar la seguridad y las respuestas inmunes en 144 voluntarios.

La consecución de una vacuna parece cuestión de tiempo, dado el empeño de los investigadores en todo el mundo. Otra cosa será los resultados que obtenga esa inmunización.

Para Adolfo García-Sastre, colega de Krammer en la Facultad Icahn, y cuyo grupo está involucrado en el desarrollo de dos vacunas frente al coronavirus, “incluso una vacuna que consiguiera una protección de un 40 % ayudaría mucho en el manejo de esta enfermedad”.

Así lo ha expresado en un webinar organizado ayer por la Asociación Española de Pediatría (AEP), donde también ha expuesto que “para 2021 sabremos si algunas de las vacunas que han entrado en ensayos clínicos confieren protección o no”.

Para el experto, una vez desarrollada la vacuna, “lo ideal sería vacunar a toda la población, a pesar de que sea menos efectiva en las personas mayores que en los adultos, ya que su sistema inmune está más debilitado”. La inmunidad de rebaño haría el resto para alcanzar la protección de toda población.

“Sabemos por la experiencia con otras vacunas que cuando conseguimos que un 70 % de la población esté inmunizada, protegemos indirectamente a las personas que por diferentes razones no se hayan podido vacunar o que tengan menor respuesta a la misma”, ha añadido Teresa Hernández-Sampelayo, presidenta de la Fundación Española de Pediatría.

Otro dato para el optimismo es que el SARS-CoV-2, a diferencia del virus de la gripe, no parece tener mucha capacidad de mutación. Según ha destacado María José Mellado, presidente de la Asociación Española de Pediatría (AEP), es de esperar, pues, que la vacuna una vez desarrollada no requerirá las modificaciones que son necesarias anualmente frente a la gripe.

abril 27/2020 (Diario Médico)

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