Un estudio de diagnóstico sobre 136 bebés prematuros ha demostrado que una proteína involucrada en el manejo de bacterias dañinas del intestino humano es un biomarcador fiable para la detección no invasiva de enterocolitis necrotizante, una enfermedad potencialmente mortal que afecta casi exclusivamente a recién nacidos, según publican sus autores en JAMA Network Open.

enterocolitis necrotizanteLa investigación, dirigida por científicos y médicos del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad Estatal de Louisiana, en Nueva Orleans, Estados Unidos, es uno de los estudios clínicos prospectivos más grandes hasta ahora en bebés prematuros.

La enterocolitis necrotizante tiene una tasa de mortalidad de hasta el 50 %. La inflamación del intestino provoca una invasión bacteriana que causa daño celular y muerte celular, lo que provoca necrosis del colon y el intestino.

A medida que avanza la enterocolitis necrotizante, puede conducir a una perforación intestinal que causa peritonitis, sepsis y muerte. Hasta la fecha, no se ha establecido ninguna prueba clínica como el estándar de oro para diagnosticar la patología. Las radiografías se usan para diagnosticar enfermedades avanzadas, pero su sensibilidad puede ser tan baja como 44 %.

Este estudio ejemplificó la medicina académica en su mejor momento, señala Sunyoung Kim, profesor de Bioquímica y Biología Molecular del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad Estatal de Louisiana. Crea vínculos entre las presentaciones de pacientes inexplicables y la investigación científica. Nos impulsó el deseo de construir herramientas únicas y utilizables para combatir una enfermedad que no se ha explicado durante casi 200 años en la población de pacientes más frágiles: bebés prematuros.

Investigaciones previas sugerían que la enterocolitis necrotizante está precedida y acompañada por cambios en la colección compleja y dinámica de microorganismos llamados microbiota intestinal, que viven en el intestino.

En este estudio, el equipo de investigación midió y analizó la actividad de la proteína, la fosfatasa alcalina intestinal (AP) obtenida de muestras de heces de los bebés inscritos en el estudio en el Children’s Hospital de Nueva Orleans, Touro Infirmary y St. Louis Children’s Hospital.

Los datos clínicos recopilados incluyeron edad gestacional, peso al nacer, puntajes de Apgar, tipo de parto, raza, sexo, alimentación, antibióticos, resultados de laboratorio y radiología, así como notas quirúrgicas. El 18 por ciento de los bebés fueron clasificados como con enterocolitis necrotizante grave, 14  % eran casos sospechosos y 68 % eran control.

Dado que la actividad de AP precede al proceso químico que desencadena la inflamación, los investigadores estudiaron la abundancia y la actividad enzimática del cobertizo de iAP en las heces para evaluar la correlación de dos medidas bioquímicas de AP con la gravedad de la enfermedad.

Descubrieron que los niveles elevados de proteína AP vinculada a la enterocolitis necrotizante se eliminaban en las muestras, pero las proteínas eran disfuncionales en los pacientes. Las tasas de precisión utilizando los niveles de AP y la actividad de AP como marcadores de la enterocolitis necrotizante grave fueron del 97 % y 76 %, respectivamente. Los valores de precisión fueron similares para la sospecha de NEC: 97 % y 62 %, respectivamente.

Estos resultados indican que la bioquímica y la abundancia de AP pueden usarse como biomarcadores de diagnóstico para NEC graves y sospechosos. Significativamente, las medidas de AP no fueron biomarcadores para la sepsis, otra condición potencialmente mortal que puede presentar síntomas similares a la enterocolitis necrotizante.

Un diagnóstico correcto es crucial para las decisiones de tratamiento

El biomarcador ha duplicado la identificación diagnóstica de la enfermedad, en comparación con el estándar de oro actual, un hito importante. La AP intestinal es el primer biomarcador de diagnóstico candidato, único en su valor predictivo para la enterocolitis necrotizante, apunta Kim.

Se correlaciona solo con la enterocolitis necrotizante y no se asocia con sepsis u otras infecciones no gastrointestinales, prosigue. El potencial clínico de esta herramienta no invasiva radica en su uso para identificar a los bebés con mayor riesgo de desarrollar NEC, para facilitar el manejo de la alimentación y los regímenes de antibióticos, y controlar la respuesta al tratamiento.

diciembre 04/2019 (Europa Press). Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

 

diciembre 5, 2019 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: Enfermedad Neonatal Congénita, Pediatría, Perinatología | Etiquetas: |

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