Investigadores del Trinity College Dublin, en Irlanda, están trabajando en el desarrollo de nuevos materiales que puedan conducir electricidad y reparar el daño del músculo cardíaco afectado por un ataque cardíaco, según publica la revista APL Bioengineering.   Cuando se produce un infarto, el músculo del tejido cardíaco puede cicatrizar, lo que interfiere con la actividad eléctrica necesaria para mantener una función cardíaca saludable. Existen tratamientos farmacológicos que alivian el daño adicional, pero no regeneran el tejido.

Se ha probado el uso de materiales artificiales para reparar o reconstruir piezas dañadas, pero solo recientemente se ha centrado el trabajo en las propiedades eléctricas necesarias para un funcionamiento cardíaco adecuado.

En el nuevo trabajo los investigadores revisan el uso de biomateriales conductores de electricidad para la reparación y el tratamiento del corazón dañado por un infarto.

Los investigadores consideraron tres formas en que se pueden usar estos materiales: para crear andamios sobre los cuales las células cardíacas podrían regenerarse, para hacer parches conductores de electricidad que reparen el tejido dañado y para producir hidrogeles inyectables para llevar medicamentos a regiones cardíacas específicas.

Un corazón sano late cuando se contraen las células del miocardio, que está compuesto de fibras orientadas con precisión para que la contracción se produzca de forma retorcida. Las contracciones son desencadenadas por una señal eléctrica de células especializadas conocidas como nodo sinoauricular.

Esta señal se propaga a través del músculo cardíaco hasta el miocardio, a menos que encuentre tejido cicatricial. La cicatriz, que actúa como un aislante eléctrico, puede detener esta señal e interferir con la contracción.

Para combatirlo, los investigadores ahora están desarrollando materiales conductores de electricidad que superen el problema con el tejido cicatricial al hacer coincidir las propiedades de conductancia eléctrica del miocardio nativo. Los tipos de materiales revisados en este documento pasan por pequeños tubos o láminas de carbono; diminutas nanopartículas metálicas, generalmente de plata u oro; carburos metálicos, incluido el carburo de titanio ampliamente utilizado, y polímeros (plásticos) cargados con sustancias especiales que les permiten conducir electricidad.

Para muchos de estos materiales, la toxicidad, particularmente a largo plazo, aún no se ha evaluado pero algunas de estas sustancias pueden impartir efectos beneficiosos, consideran los autores. Por ejemplo, ciertos carburos metálicos conocidos como MXene pueden ser antiinflamatorios.

El coautor del estudio, el investigador Michael Monaghan, sugiere que un polímero conocido como PEDOT puede ser el más adecuado para injertos o andamios conductores de electricidad, ya que puede fabricarse en estructuras 3D sin diferentes materiales de soporte.

Los investigadores también sugieren que algunas de las propiedades tóxicas de PEDOT podría prevenirse purificando más completamente el material cuando está preparado por ello señalan que se precisan más estudios para comprobarlo.

octubre 24/2019 (Europa Press) Tomado de la Selección Temática sobre Medicina de Prensa Latina. Copyright 2019. Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

 

octubre 25, 2019 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: Cardiología, Enfermedades Cardiovasculares | Etiquetas: , , , |

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