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En México, cada año se presentan alrededor de 5 mil a 6 mil casos de cáncer en la población infantil y juvenil, de los cuales, el 52 por ciento son leucemias, de acuerdo con el Centro Nacional para la Salud de la Infancia y la Adolescencia.
La leucemia linfoblástica aguda es la más común en esta población y presenta una progresión veloz. La capacidad de las células leucémicas de extravasar e infiltrarse en la médula ósea y órganos como los pulmones, los testículos y el sistema nervioso central, implica una complicación severa que limita el éxito de los tratamientos.
Investigadores del Departamento de Biomedicina Molecular del Cinvestav y del Instituto Mexicano del Seguro Social demostraron que la alta expresión de cortactina, una proteína implicada en la adhesión y migración celulares, está asociada con farmacorresistencia y propensión a la recaída tumoral, y podría ser útil como marcador pronóstico.
“Nuestros resultados destacan la importancia de cortactina en la infiltración a órganos y la reincidencia de leucemia linfoblástica, así como el potencial de esta proteína para identificar a los pacientes de alto riesgo y optimizar sus tratamientos. Demostramos que el nivel de esta proteína en las células de pacientes con recaída se incrementa tres veces más en comparación con las células de los pacientes recién diagnosticados”, afirmó Michael Schnoor, investigador del Cinvestav.
La investigación, publicada en la revista especializada de alto impacto Leukemia,demostró que la cortactina, además de estar relacionada directamente con la recaída de la enfermedad, se correlaciona con la colonización de la médula ósea, la infiltración de órganos y la resistencia a los fármacos, principal causa del fracaso en el tratamiento de las leucemias agudas.
Las células leucémicas con altos niveles de cortactina se alojan principalmente en nichos especializados de la médula ósea y cerebro, en los cuales posiblemente se limite su eliminación por tratamientos convencionales.
“Gracias a los diversos estudios en diferentes modelos experimentales sugerimos la utilidad de esta proteína como un biomarcador para la identificación o estratificación de pacientes con alto riesgo de recaídas a la leucemia linfoblástica. Nuestros hallazgos están bajo revisión en el Instituto Mexicano para la Propiedad Industrial para protegerlos con una patente”, mencionó Michael Schnoor.
La detección de esta proteína en células de pacientes con recaída contribuirá a un pronóstico más certero y mejores tratamientos en pacientes con recaídas. El potencial de la cortactina como blanco terapeútico es actualmente investigado por el estudiante de doctorado Ramón Castellanos, y la estudiante de maestría Karina Jiménez, quienes presentaron sus datos prometedores en el congreso internacional “Experimental Biology”, en abril 2019 en Orlando, Estados Unidos.
Esta investigación se realizó en colaboración con Rosana Pelayo del Instituto Mexicano del Seguro Social, Briceida López y Elisa Dorantes del Hospital Infantil de México “Federico Gómez” y Antonio Sandoval del Hospital para el Niño en Toluca.