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La cirugía mediante bypass gástrico consigue mejores resultados en la remisión de la diabetes tipo 2 y la hipertensión arterial en los adolescentes que en los adultos obesos. Así concluye un estudio del Instituto Nacional de Diabetes y Enfermedades Renales y Digestivas de los Estados Unidos (Niddk)
Donde se comparan los resultados de la intervención bariátrica en dos grupos transcurridos cinco años. Los autores del trabajo destacan que hasta el momento ningún abordaje ha demostrado revertir con eficacia y a largo plazo la diabetes tipo 2 (DM2) en la adolescencia, un síndrome que normalmente en esa edad avanza con más rapidez que en la adulta.
El estudio se presenta en el encuentro Combatir la Obesidad Infantil, en Houston, coincidiendo con su publicación en The New England Journal of Medicine (NEJM).
Los investigadores evaluaron a 161 adolescentes (menores de 19 años) y 396 adultos (que ya eran obesos a los 18 años) sometidos al bypass gástrico en diferentes centros estadounidenses. Los adolescentes tenían menos de 19 años.
“La obesidad incrementa el riesgo de diabetes tipo 2 y de enfermedades cardiovasculares, y estas condiciones pueden ser más difíciles de manejar en gente joven”, afirma Mary Evans, autora del estudio y directora de programa en la división de Enfermedades Digestivas y Nutrición del Niddk. “Hemos hallado que la cirugía bariátrica temprana en jóvenes bien seleccionados tiene muchos más beneficios que si esperan a tratarse más adelante”.
En el estudio, la pérdida de peso registrada fue similar en adolescentes y adultos: 26% frente a 29%, respectivamente, a los cinco años. No obstante, en los adolescentes con diabetes tipo 2 antes de la cirugía, se observó un 27% más de probabilidades de tener controlada la glucemia sin necesidad de medicamentos antidiábeticos. De hecho, si el 88% de los adolescentes necesitaba medicación antes de la cirugía, ninguno lo hizo después; mientras que el 79% de los adultos la necesitaban antes de la intervención, y el 26% seguían tomándola cinco años después.
En cuanto a la hipertensión arterial (HTA), antes de la cirugía el 57% de los adolescentes y el 68% de los adultos tomaban medicación antihipertensiva. Cinco años después de la cirugía, lo hacían el 11% de los adolescentes y el 33% de los adultos.
Con todo, los jóvenes tuvieron más riesgo en otros aspectos, incluida la necesidad de reintervenciones abdominales y de resección de la vesícula biliar. También tenían más probabilidad de presentar bajos niveles de hierro y vitamina D, posiblemente porque son menos rigurosos a la hora de tomarlas.
La tasa de mortalidad fue similar en ambos grupos, e incluyó el fallecimiento por sobredosis de dos personas en el grupo adolescente. Los autores destacan que Estados Unidos está viviendo una tendencia general a muertes por sobredosis, y que en un estudio sobre cirugía bariátrica previo de este grupo se encontró un aumento del riesgo de abuso de sustancias y alcohol en los adultos tras la intervención.
No obstante, consideran que los riesgos asociados no superan los beneficios. Así lo considera Thomas Inge el primer autor, y especialista en el Hospital Infantil de Colorado. “Con una suplementación adecuada de vitaminas y minerales, así como con tratamiento médico continuado, se pueden mitigar algunos de esos riesgos”.