mar
14
Un gran estudio realizado en diversos países de América Latina, entre ellos Honduras, apunta que la tuberculosis eleva la probabilidad de morir en los siguientes 10 años a personas que padecen del virus de inmunodeficiencia humana (VIH), cerca del doble respecto a las personas que no padecen VIH.
Este mayor riesgo persistió a pesar de la disponibilidad de tratamiento para la tuberculosis. Investigadores de la Red de Epidemiología del VIH del Caribe, Centroamérica y Sudamérica (CCASAnet), respaldada por el NIAID –el Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos-, presentaron los hallazgos en la Conferencia sobre Retrovirus e Infecciones Oportunistas (CROI) celebrada recientemente en Seattle.
Las personas con VIH tienen un mayor riesgo de contraer la tuberculosis que las personas sin VIH debido al daño del sistema inmunitario producido por el virus, así como a factores de riesgo geográficos y de comportamiento que comparten ambas enfermedades. En 2017, la Organización Mundial de la Salud estima que hubo 920 000 casos nuevos de tuberculosis entre personas con VIH en todo el mundo, y aproximadamente 300 000 personas con VIH murieron a causa del virus. Debido a esta gran carga de coinfección por VIH y TB, el NIAID apoya la investigación para mejorar la prevención, el diagnóstico y el tratamiento de la TB en el contexto de la infección por VIH.
«La tuberculosis sigue siendo la principal causa de muerte para las personas con VIH en todo el mundo», afirmó el airector del NIAID Anthony S. Fauci. «Este nuevo análisis muestra cómo la TB puede ser devastadora para las personas con VIH y subraya la necesidad de hacer más para prevenir y tratar esta coinfección».
Los investigadores analizaron los registros clínicos de 15 999 personas con VIH que recibieron atención en clínicas de CCASAnet en Brasil, Chile, Haití, Honduras, México y Perú. Cada participante permaneció bajo vigilancia durante al menos nueve meses después de su primera visita a la clínica; y no habían recibido medicamentos antirretrovirales para tratar la infección por VIH antes de llegar al centro hospitalario.
Los investigadores descubrieron que 1051 personas, casi el 7 por ciento, fueron diagnosticadas con TB durante su primera visita y se les recetó medicamentos contra la TB y el VIH. Después de cinco años de observación, aproximadamente el 10 por ciento de los pacientes con TB habían muerto, en comparación con menos del 6 por ciento de los pacientes sin TB en su visita inicial. Este patrón continuó: después de 10 años de observación, más del 19 por ciento del grupo diagnosticado inicialmente con TB había muerto, en comparación con el 10,5 por ciento del grupo sin un diagnóstico inicial de TB.
«En los últimos años, la comunidad investigadora ha observado que la tuberculosis, incluso cuando se trata y se cura, se asocia con un aumento en el riesgo de mortalidad a largo plazo en personas sin VIH”, subraya Serena P. Koenig, profesor asistente en la Escuela de Medicina de Harvard e investigadora principal del estudio. «Ahora sabemos que esto también es cierto para las personas que viven con el VIH, pero quedan muchas dudas sobre por qué es eso y cómo reducir ese riesgo».
Además del diagnóstico inicial de TB, los recuentos más bajos de células T CD4, la edad avanzada y los niveles educativos más bajos también se asociaron con un mayor riesgo de muerte en el período de seguimiento de 10 años.
El análisis no tuvo en cuenta la causa de muerte o el historial de salud personal, incluidas las infecciones de TB curadas previamente. Los investigadores tampoco confirmaron cuántas personas que recibieron tratamiento para la TB y el VIH continuaron el tratamiento según lo indicado, lograron la supresión del VIH a una carga viral indetectable, curaron su TB o experimentaron infecciones adicionales de TB después de eliminar con éxito la enfermedad identificada en su visita clínica inicial. La gravedad de la infección por TB tampoco se incluyó en el análisis.
«Muchos factores pueden jugar un papel en este aumento del riesgo de muerte entre las personas con VIH», asegura Catherine C. McGowan, profesora asociada del Centro Médico de la Universidad de Vanderbilt e investigadora principal de la red CCASAnet. «Nuestro estudio ha revelado un patrón importante en los resultados clínicos, pero se necesita más investigación para mejorar nuestra comprensión de la relación entre el VIH y la coinfección de tuberculosis y para orientar las recomendaciones de tratamiento basadas en la evidencia para esta población».
marzo 13/ 2019 (Dicyt)