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La depresión, la ansiedad y otras formas de distrés mental podrían aumentar de forma significativa el riesgo de trastornos cardíacos y cerebrovasculares en los adultos mayores, según una amplia investigación realizada en Australia.
El hallazgo surge de un estudio de cuatro años de duración que siguió el distrés psicológico de 221 677 hombres y mujeres aparentemente sanos, mayores de 45 años, sin antecedentes de enfermedades coronarias o cerebrovasculares.
Todos completaron una encuesta inicial de diez preguntas sobre el grado en que se sentían deprimidos, desesperanzados, alegres, fatigados, inquietos o tristes. Entonces, sus respuestas se utilizaron para evaluar los niveles de distrés psicológico, que se caracterizaron como bajos, medios, altos o muy altos, según la Kessler Psychological Distress Scale.
Se encontró que un 16,2 % de los participantes tenían un distrés psicológico moderado, y un 7,3 %, unos niveles altos o muy altos. Luego, se efectuó una referencia cruzada de esas cifras con 4573 infartos de miocardio y 2421 ictus que sucedieron en el periodo del estudio, y se determinó que el riesgo tanto de ataque cardíaco como de ictus aumentó de forma incremental a medida que el distrés psicológico aumentaba de bajo a alto.
Incluso tras tomar en cuenta variaciones en los hábitos de tabaco, alcohol y dieta, el riesgo de ataque cardíaco aumentó un 18 % en las mujeres y un 30 % en los hombres que se enfrentaban a un grado alto o muy alto de distrés mental. El riesgo de ictus se incrementó un 44 % entre las mujeres y un 24 % entre los hombres con un nivel de distrés alto. El estudio fue publicado por Circulation: Cardiovascular Quality and Outcomes 2018.
octubre 2/2018 (neurologia.com)