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Unos niveles altos de exposición materna al DDT, un insecticida prohibido hace años, parecen duplicar el riesgo de autismo en los hijos, según una reciente investigación.
El estudio buscaba un vínculo entre el desarrollo de trastornos del espectro autista y dos sustancias comunes en el ambiente, el DDT y los bifenilos policlorados (PCB). Tanto el DDT como los PCB han estado prohibidos en numerosos países durante más de tres décadas, pero siguen presentes en la tierra, las aguas subterráneas y los alimentos, ya que se descomponen lentamente con el tiempo.
En una muestra basada en la población finlandesa de más de un millón de embarazos, casi todas las mujeres tenían exposición al DDT y a los PCB. Los investigadores pudieron emparejar 778 casos de autismo en niños nacidos entre 1987 y 2005 con mujeres de Finlandia que habían facilitado muestras de sangre. Se evaluaron los niveles sanguíneos de PCB y DDE, una sustancia que se forma cuando el DDT se descompone.
El DDE, pero no los PCB, se relacionaron con el autismo en los hijos, sobre todo el autismo con discapacidad intelectual. Las probabilidades generales de autismo fueron casi un tercio más altas en los niños nacidos de madres con unos niveles elevados de DDE. En las mujeres con los niveles más altos de DDE, el riesgo de autismo con discapacidad intelectual era de más del doble (odds ratio = 2,21; IC 95 % = 1,32-3,69).
Los investigadores no saben cómo la exposición al DDT podría conducir al autismo, aunque sospechan que la sustancia podría alterar la función de ciertos genes. El estudio se publica en Am J Psychiatry 2018.
septiembre 24/2018 (neurologia.com)