Un estudio muestra afectación cardiaca y de los vasos sanguíneos en jóvenes con niveles inferiores a los que definen la hipertensión.

niñosEl daño orgánico producido por la hipertensión arterial (HTA) no solo se detecta en adultos, según confirma un estudio presentado en la reunión anual del Comité de Hipertensión de la Sociedad Americana de Cardiología (AHA), celebrada en San Francisco (Estados Unidos). El análisis coordinado por Elaine Urbina, directora de cardiología preventiva en el Hospital Infantil de Cincinnati (Ohio, Estados Unidos), revela que la afectación cardiaca y de los vasos sanguíneos puede ocurrir incluso con niveles de presión arterial que están por debajo de los que definen la HTA en la adolescencia.

El equipo de Urbina evaluó a 180 adolescentes de entre 14 y 17 años y encontró evidencias de daño orgánico en algunos de los jóvenes cuyas cifras de presión se situaban por debajo del percentil 80. También la hallaron, lógicamente, entre los que tenían un riesgo intermedio (percentil entre 80 y 90) y en los de mayor riesgo (por encima de 90).

Los resultados de este estudio constituyen una nueva prueba de algo de lo que vienen avisando desde hace años los pediatras: el progresivo aumento de la HTA en niños y adolescentes. Empar Lurbe, jefa del Servicio de Pediatría del Consorcio Hospital General de Valencia, jefa de Grupo del Centro de Investigación Biomédica en Red de la Fisiopatología de la Obesidad y Nutrición (Ciberobn) y vicepresidenta de la Sociedad Europea de Hipertensión, apunta que es muy difícil dar cifras de incidencia y prevalencia de HTA en esta franja de edad. Los estudios realizados en Europa muestran una gran variabilidad porque «no siempre se usan las mismas tablas de referencia ni se aplica la misma metodología de medida».

Obesidad

Sin embargo, hay algo que la pediatra tiene claro: «En estos momentos, se diagnostica a más niños y adolescentes de HTA». También hay un amplio consenso respecto a la principal causa: la creciente prevalencia de sobrepeso y obesidad entre los más jóvenes. «Antes, lo que veíamos prácticamente siempre era hipertensión arterial secundaria. En cambio, ahora, a partir de los 10 años, lo que vemos son niños que tienen la presión arterial alta, pero no por una enfermedad de base, sino principalmente porque sufren algún grado de sobrepeso u obesidad».

Tal y como puntualiza Paola Beltrán, vocal de la Sección de Riesgo Cardiovascular y Rehabilitación Cardiaca de la Sociedad Española de Cardiología (SEC), se puede afirmar que «se está adelantando la enfermedad por el estilo de vida imperante». En este sentido, comenta un hecho muy documentado: «Los hábitos de vida nocivos a edades precoces aumentan la incidencia de enfermedades cardiovasculares en el adulto».

Ante este panorama, se impone una actuación coordinada de los diferentes agentes sanitarios implicados. Las guías europeas para el manejo de la HTA en niños y adolescentes, publicadas en 2016 y coordinadas por Lurbe, conminan a los pediatras a no dejar a nadie sin diagnosticar.

Para ello, según la vicepresidenta, «recomiendan que a partir de los tres años se mida la presión arterial de todos los niños con el fin de ver si, aunque esté asintomático, ese niño ya tiene unos niveles que son patológicos o que están en un nivel normal-alto y hacer un seguimiento». El control será más estrecho cuanto mayor sea el riesgo. Lurbe subraya que «ningún niño debe acabar la adolescencia y pasar al médico de adultos sin haberle tomado la tensión arterial».

Percentiles

Las guías recogen unos percentiles de presión arterial que tienen en cuenta la edad del niño, el sexo y el percentil de talla. Cuando tanto la presión arterial sistólica como la diastólica están por debajo del percentil 90, el rango es normal. Se considera normal-alto cuando tiene valores iguales o mayores al percentil 90, pero inferiores al 95. Finalmente, se considera HTA cuando los valores de sistólica y/o diastólica se sitúan de forma persistente en o por encima de 95. A diferencia de las anteriores guías, las nuevas establecen que a partir de los 16 años se utilicen los mismos criterios para definir la HTA que en el adulto.

En caso de HTA, se aconseja hacer siempre ecocardiografía y analítica de orina para evaluar la afectación de órganos diana.

¿Se cumplen las recomendaciones de medición y seguimiento? En opinión de Félix Notario, portavoz de la Sociedad Española de Medicina del Adolescente (SEMA), «en nuestro país hay una deficiente atención al adolescente. Tenemos que mentalizar a los pediatras para que la evaluación clínica sea lo más completa posible e incluya la toma de tensión».
agosto 15/2018 (diariomedico.com)

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