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Tras una lesión, la parte final de los nervios periféricos experimenta un proceso biológico especializado con el objetivo de crear las condiciones adecuadas para su regeneración. La reparación espontánea de los nervios periféricos es posible gracias a un tipo especial de células, las células de Schwann, que envuelven las fibras nerviosas con una capa aislante, la mielina. Esta capa grasa protege los nervios y aumenta considerablemente la velocidad de transmisión de los impulsos nerviosos.
Una investigación ha descubierto cómo induce el nervio dañado la producción de la capa de mielina por parte de la célula de Schwann, después de una lesión, para que vuelva a restablecerse correctamente la comunicación.
Cuando se sufre una lesión en un nervio periférico, estas células pierden temporalmente la capacidad de formar mielina y retroceden a un estadio anterior muy desdiferenciado. Una vez reparado el nervio, la célula recupera su capacidad de producir mielina para recubrir el nervio con la capa aislante y permitir la correcta transmisión de los impulsos nerviosos. En este proceso tiene un papel fundamental un mensajero químico, el AMP cíclico, que envía al núcleo de las células de Schwann la proteína histona deacetilasa 4, la cual, una vez reparado el nervio, pone en marcha de nuevo la mielinización. Esto se consigue al inactivar el gen c-Jun, que en condiciones normales bloquea la producción de mielina. Este bloqueo de c-Jun es necesario y suficiente para activar los genes productores de mielina e iniciar de nuevo el programa de diferenciación de las células de Schwann para que recubran el nervio regenerado. Publicado en J Cell Biol 2018