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La tartamudez neurógena es un trastorno del ritmo de habla de origen neurológico en el cual el paciente sabe perfectamente lo que quiere decir, pero es incapaz de articularlo a causa de la prolongación, el cese o la repetición involuntaria de un sonido. Un reciente estudio ha tenido la finalidad de recabar los conocimientos actuales acerca de la epidemiología, la fisiopatología, el diagnóstico, la evaluación y el tratamiento de la tartamudez neurógena.
Los investigadores llevaron a cabo una revisión de todos los artículos publicados en PubMed y Scopus entre enero de 2000 y septiembre de 2016. Finalmente, se seleccionaron 33 artículos, la mayoría basados en muestras pequeñas y descripciones de casos clínicos particulares. La primera apreciación es que la tartamudez neurógena constituye una entidad poco frecuente cuya incidencia epidemiológica no se ha definido completamente. Aparece en el marco de diversas enfermedades neurológicas y ligada a distintos lugares del sistema nervioso.
A pesar de los avances recientes en el conocimiento del mecanismo subyacente, tampoco ha sido posible determinar un único mecanismo fisiopatológico de este trastorno. El diagnóstico diferencial es complejo y requiere un buen conocimiento de otros trastornos del lenguaje. Es una entidad que debe analizarse en el curso de distintas tareas verbales, como conversación, explicación, repetición y lectura. Es preciso determinar el ritmo del habla, su frecuencia y tipo, y la duración de las disfluencias.
Respecto a su tratamiento, se basa actualmente en terapias logopédicas específicas, aunque no existe consenso sobre cuál es el más eficaz de los métodos barajados: se pueden aplicar solos, consecutivamente o combinados. El tratamiento farmacológico (p. ej., haloperidol) no ha demostrado tener un beneficio probado.
En definitiva, la tartamudez neurógena es un trastorno complejo que no se conoce con detalle. Nuevos estudios ayudarían a esclarecer los mecanismos fisiopatológicos que se ocultan tras ella y abrirían la puerta a nuevos métodos terapéuticos. El estudio fue publicado por Rev Neurol.
febrero 22/2018 (neurologia.com)