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Si al ponerse el sol, algunos adultos mayores con demencias presentan una mayor agitación, confusión, ansiedad, irritabilidad, incluso pensamientos paranoicos o alucinaciones, no es nada extraño. Se trata del denominado “Síndrome del Ocaso” o “Sundowning” y es, según los expertos, un fenómeno muy común en pacientes con alzhéimer.
Sus alteraciones cognitivas trastornan su reloj biológico interior, provocando que no reconozcan la hora de dormir o despertarse. Además, segregan menos melatonina, responsable de la regulación de los ritmos del sueño. Reducir el nivel de ruido, una mayor exposición a luz natural, evitar dormir por el día, la actividad física o la rutina, son algunas de las claves que recomienda Conchita García, doctora de la Dirección Asistencial de Sanitas Mayores para prevenir o superar el Sundowning.
Según un estudio de la publicación médica The American Journal of Psychiatry, este síndrome es más frecuente de lo que creemos y constituye uno de los fenómenos más comunes que ocurren en la medicina geriátrica. Puede definirse como un episodio adverso psicológico conductual, presentado por algunos enfermos con demencia y alzhéimer, que se vuelven particularmente inquietos, agresivos y agitados por la tarde y al anochecer.
Uno de los factores más importantes que lo provocan es la alteración de los ritmos biológicos, o ritmos circadianos, del enfermo. “Los ciclos de sueño, que en una persona sin alteraciones cognitivas se repiten de forma cíclica y natural regidos por nuestro reloj biológico interior, no se dan con la misma regularidad en enfermos con demencia. Ellos carecen de ese `aviso´ natural que nos da nuestro cuerpo y que nos dice cuándo debemos dormir y cuándo despertar“, explica Conchita García. Asimismo, añade, que uno de los responsables de la regulación de los ritmos de sueño en los humanos es la melatonina. Esta hormona es segregada por la glándula pineal, que se encuentra claramente disminuida en enfermos con demencia.
Cuando se acerca la hora de dormir, las personas que padecen este síndrome presentan agitación y comportamientos como tirar, coger o manosear objetos. Pueden pronunciar monólogos o provocar discusiones animadas y subidas de tono. También es común la confusión y desorientación que conduce a un estado de miedo y ansiedad, irritabilidad, ira, apatía y depresión. Asimismo, son frecuentes las llamadas conductas de ambulatorias y un aumento de la actividad nocturna, desencadenando insomnio durante la noche que, posteriormente, condiciona un estado de somnolencia diurna. Otras manifestaciones clínicas pueden ser el pensamiento paranoico y las alucinaciones.
Tratamiento y prevención
Medidas ambientales: por la noche, una correcta iluminación nocturna más tenue así como reducir paulatinamente el nivel de ruido del lugar y poner música relajante. Por la mañana, iluminación creciente, especialmente, a partir de las 6 y las 9, para ayudar al paciente en la reorientación.
Medidas de planificación: la restricción del sueño durante el día puede mejorar el sueño nocturno. Se puede mantener a la persona ocupada mediante actividades simples, repetitivas, que no supongan mucho esfuerzo. También es recomendable proporcionar técnicas de higiene del sueño y supervisar al paciente en la noche.
Medidas farmacológicas: el tratamiento farmacológico se ha centrado en corregir las deficiencias en la regulación del ritmo circadiano.
Medidas médicas: las dificultades para conciliar el sueño o el mantenimiento de la agitación y conducta perturbadora, puede generar dolencias físicas, o problemas médicos del paciente. Incontinencia urinaria y fecal, alteraciones sensoriales, inmovilismo, labilidad emocional, ansiedad, dolor y deshidratación. El tratamiento y seguimiento médico adecuado y una correcta supervisión supondrán un abordaje eficaz del tratamiento.
Medidas nutricionales: estados de desnutrición pueden precipitar situaciones de agitación. La revisión dietética, restricción de dulces y de consumición de cafeína, una conveniente hidratación y aporte proteico son de vital importancia. Es muy recomendable convertir las comidas en un hábito y crear una rutina.
enero 31/2018 (immedicohospitalario.es)
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