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Investigadores del Instituto de Investigación Scripps han descubierto que dos compuestos similares a los estrógenos y que se encuentran en muchos alimentos revierten la eficacia de la terapia de combinación con palbociclib y letrozol.
La preocupación sobre el impacto de los llamados xenoestrógenos sobre el tratamiento del cáncer de mama está justificada por la dependencia de estrógenos de algunos de estos tumores, afirma Gary Siuzdak, director del estudio. Su equipo utilizó tecnología avanzada para establecer el perfil metabolómico de células tumorales tratadas con esta combinación terapéutica y determinar cómo varía cuando éstas son expuestas a la zearalenona y genisteína, dos xenoestrógenos dietarios comunes.
Incuso a bajas dosis ambos compuestos lograron revertir el impacto metabolómico del tratamiento oncológico, afectando particularmente a metabolitos considerados clave en la eficacia de la terapia. Los xenoestrógenos también restablecieron la proliferación de las células tumorales a niveles similares a los observados en ausencia de fármacos. La zearalenona es producida por hongos que comúnmente colonizan diversos cereales y ya había sido vinculado a defectos congénitos y al desarrollo sexual anormal en animales de granja, mientras que la genisteína se encuentra en la soja y está altamente concentrada en suplementos alimentarios ricos en fitoestrógenos.
enero 29/2018 (immedicohospitalario.es)