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El ejercicio puede revertir el daño que el envejecimiento y el sedentarismo produce en el miocardio, además de prevenir el riesgo de infarto. Estos beneficios se obtienen siempre que se realice la dosis correcta de actividad y que esta se inicie en la madurez y preferiblemente antes de los 65 años, puesto que el corazón aún guarda cierta plasticidad y capacidad para remodelarse, según un estudio realizado por el Instituto de Ejercicio y Medicina Medioambiental (IEEM), en Dallas.
Los resultados del trabajo, que se publica en Circulation, y realizado con más de 50 pacientes entre 45 y 64 años durante dos años, dejan claro que no vale cualquier ejercicio sino que este debe ser aeróbico y de intensidad moderada-alta entre 4 y 5 veces a la semana. «Hemos visto que realizar ejercicio solo dos o tres veces a la semana no tiene un efecto protector frente al envejecimiento cardiaco. Pero hacerlo de forma reglada 4 o 5 veces a la semana fue casi tan eficaz en la prevención del envejecimiento cardiaco producido por el sedentarismo como el entrenamiento que realizan los atletas de élite», ha explicado Benjamin Levine, director del IEEM y profesor de Medicina Interna en la Universidad de Texas del Southwestern.
Para realizar el trabajo se dividió a los participantes en dos grupos. El primero realizó entrenamiento supervisado y el grupo control, actividades de yoga, equilibrio y entrenamiento de fuerza. Al finalizar los dos años en el grupo de intervención se registró una mejora del 18 por ciento en el consumo máximo de oxígeno y más del 25 por ciento en la elasticidad del ventrículo izquierdo mientras que en el grupo control no se observaron cambios.
«Basándonos en una series de estudio realizados en los últimos cinco años, esta dosis de ejercicio se ha convertido en mi prescripción habitual. La población debería realizarlo como parte de su rutina personal puesto que este estudio muestra una gran evidencia sobre los efectos del ejercicio en la estructura y función del corazón y los vasos».
Programa de ejercicio realizado en el estudio
El régimen de ejercicio debe realizarse entre 4 y 5 veces a la semana en sesiones de unos 30 minutos, precedidas del calentamiento y seguidas de los estiramientos. Los investigadores del equipo de Texas aplicaron las siguientes pautas durante el trabajo:
- Una de las sesiones semanales incluía un entrenamiento de alta intensidad de 30 minutos, como una sesión de ejercicio aeróbico a intervalos al 95 por ciento de la frecuencia cardiaca máxima durante 4 minutos seguido de 3 minutos de recuperación y repetido cuatro veces.
- Tras cada sesión de ejercicio a intervalos debe realizarse una de recuperación realizada a una intensidad baja relativa.
- Una de las sesiones tuvo una duración de una hora realizada a intensidad moderada. Levine ha apuntado que en esta sesión de mayor duración puede realizarse actividades como el tenis, el baile, caminar o andar en bici…
- Una o dos sesiones semanales se realizaban a intensidad moderada -aquella en la que los participantes rompían a sudar pero aún podían mantener una conversación mientras realizaban el ejercicio-.
- Una o dos sesiones semanales del entrenamiento se dedicó al entrenamiento de fuerza con pesas o máquinas bien en un día aparte o tras una sesión de resistencia.
enero 9/2017 (diariomedico.com)