Nuevos hallazgos de ensayos clínicos muestran que un régimen terapéutico que involucra el trasplante de células madre formadoras de sangre de una persona puede mejorar la supervivencia y la calidad de vida de las personas con esclerodermia grave, una enfermedad autoinmune potencialmente mortal.

El trasplante de células madre para la esclerodermia grave mejora la supervivencia y la calidad de vidaEl régimen, conocido como autotrasplante autólogo de células madre hematopoyéticas (TCMH), incluye quimioterapia y radiación corporal total para destruir la médula ósea seguidas de un trasplante de células madre sanguíneas propias de la persona para reconstituir la médula y el sistema inmunitario.

El estudio, financiado por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH) de los Estados Unidos, encontró que el TCMH mielodepresor es superior al tratamiento con la ciclofosfamida, un fármaco inmunosupresor, como se detalla en un artículo sobre la investigación que se publica en la revista ‘New England Journal of Medicine’.

La esclerodermia se caracteriza por el endurecimiento de la piel y los tejidos conectivos. La esclerosis sistémica difusa es una forma grave, a menudo mortal, de la enfermedad que también afecta a los órganos internos. Las opciones de tratamiento son limitadas. Las personas con la patología pueden tomar medicamentos antirreumáticos e inmunosupresores como la ciclofosfamida para ayudar a controlar los síntomas, pero ninguno de estos medicamentos ha demostrado beneficios a largo plazo.

El ensayo clínico, llamado ‘Scleroderma: ciclofosfamida o trasplante (SCOT’), comparó la seguridad y los potenciales beneficios de los dos regímenes de tratamiento entre 75 personas con esclerosis sistémica difusa que presentaban afectación pulmonar o renal. En comparación con la ciclofosfamida, el trasplante ofreció beneficios significativamente mayores a largo plazo, pero también conllevó riesgos conocidos a corto plazo, como infecciones y bajos recuentos de células sanguíneas.

“Necesitamos terapias efectivas para la esclerodermia y otras patologías autoinmunes graves, que no solo pueden ser debilitantes para el paciente sino también difíciles de tratar”, afirma el director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas (NIAID, por sus siglas en inglés) de los NIH, Anthony S. Fauci. “Estos resultados se suman a la creciente evidencia de que los trasplantes de células madre deben considerarse como una opción de tratamiento potencial para las personas con esclerodermia de mal pronóstico”, añade.

Dos ensayos clínicos previos sugirieron que el TCMH benefició a personas con esclerodermia grave. Los participantes en estos ensayos anteriores recibieron HSCT no mieloablativo, un procedimiento menos intensivo con dosis más bajas de quimioterapia que no destruye por completo la médula ósea. Sin embargo, ninguno de los ensayos cambió la práctica clínica en Estados Unidos, en parte debido a las preocupaciones sobre la durabilidad de las respuestas al tratamiento y la seguridad de estos regímenes de trasplante.

El ensayo SCOT evaluó un régimen de trasplante mieloablativo, que los investigadores pensaron que podría ofrecer mejores resultados a largo plazo. Los autores de este nuevo análisis siguieron a los participantes durante hasta seis años para evaluar la seguridad y la durabilidad de la remisión.

Los participantes en el ensayo SCOT, realizado en 26 sitios de investigación clínica en Estados Unidos y Canadá, fueron asignados aleatoriamente para recibir autotrasplante mieloablativo o un año de tratamiento con dosis mensuales de ciclofosfamida intravenosa.

De los 36 participantes asignados al brazo de trasplante, 33 recibieron un trasplante. El procedimiento comenzó con la recolección de células madre formadoras de sangre de un participante, que posteriormente recibió quimioterapia y radiación para eliminar la médula ósea. Finalmente, los médicos infundieron las propias células madre sanguíneas del participante para reconstruir la médula ósea y un sistema inmune que funciona normalmente. De los 39 participantes asignados al grupo de ciclofosfamida, 34 recibieron al menos nueve de las 12 dosis mensuales prescritas.

Resultados significativamente mejores en los trasplantados

Los científicos utilizaron un enfoque analítico basado en una jerarquía de resultados clínicos específicos para la esclerosis sistémica severa para comparar a cada participante en el estudio con todos los demás participantes. Estos resultados incluyeron la muerte, la supervivencia sin daño orgánico relacionado con la esclerodermia, la progresión de la enfermedad pulmonar y de la piel, y la calidad de vida.

A los cuatro años y medio de seguimiento, los participantes que recibieron un trasplante experimentaron resultados significativamente mejores en general que los que tomaron ciclofosfamida. Además, el 44 por ciento de los participantes en el brazo de ciclofosfamida habían comenzado a tomar medicamentos antirreumáticos para la progresión de su esclerodermia, en comparación con solo el 9 por ciento de los que recibieron un trasplante.

Durante el estudio, siete participantes en el brazo de trasplante murieron frente al 14 del grupo de ciclofosfamida. De estas muertes, tres en cada brazo se encontraban entre los participantes que no completaron el tratamiento asignado al recibir el trasplante o un régimen adecuado de ciclofosfamida. Los participantes que recibieron trasplantes eran mucho menos propensos a morir por la progresión de su esclerodermia en comparación con aquellos que recibieron ciclofosfamida.

Solo dos participantes del grupo de trasplante murieron debido a la progresión de la enfermedad, mientras que 11 de esas muertes ocurrieron entre los que se sometieron a un régimen de ciclofosfamida. Las otras dos muertes en el brazo de trasplante se atribuyeron al tratamiento, que es una tasa menor de muerte relacionada con el trasplante que la informada previamente para el TCMH. No se atribuyeron muertes a la ciclofosfamida.

Los participantes en ambos brazos del estudio experimentaron efectos secundarios del tratamiento, como infecciones. Los eventos adversos más graves entre los receptores de trasplantes se produjeron durante los primeros 26 meses después del trasplante. Las tasas de infección general en los dos brazos del estudio fueron similares, aunque más receptores de trasplantes desarrollaron infecciones con varicela zoster, el virus que causa varicela y herpes zóster.

“Nuestros hallazgos indican que someterse a un trasplante de células madre para la esclerodermia grave plantea más riesgos a corto plazo pero ofrece mayores ganancias a largo plazo que el tratamiento con ciclofosfamida –apunta el investigador principal del estudio SCOT, Keith M. Sullivan, de la Universidad de Duke, en Durham, Carolina del Norte–. Aunque las decisiones de tratamiento siempre deben tomarse de forma individual, esperamos que nuestro trabajo ayude a definir un nuevo estándar de atención para esta enfermedad autoinmune grave que pone en peligro la vida”.

enero 5/ 2018 (gacetamedica)

enero 6, 2018 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: Enfermedades Autoinmunes, Trasplantología | Etiquetas: , , |

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