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Un nuevo estudio muestra cómo una proteína clave en cáncer y en envejecimiento, PI3K, modula la protección de los telómeros al actuar sobre TRF1, telosomas esenciales para la integridad de los telómeros. La inhibición de PI3K provoca la disminución de los niveles de TRF1 y la desestabilización de los cromosomas. Este hallazgo supone nuevas dianas para atacar a los telómeros, que en ausencia de fármacos que los destruyan, tienen la capacidad de que las células cancerígenas puedan dividirse sin control.
Los investigadores plantearon la hipótesis de que la disminución de TRF1 se debía a la acción de PI3K, ya que los compuestos utilizados pertenecen a una serie identificada previamente como inhibidores de PI3K. Al administrar estos compuestos, observaron que los niveles de TRF1 disminuían y, además, la acción de PI3K se inhibía, pero no sabían si había una conexión y cuál podría ser. Aquí entra en escena otro de los componentes de la vía PI3K llamado AKT, que se comprobó que efectivamente modificaba a TRF1 por fosforilación. Al bloquear PI3K, se bloquean estas reacciones de fosforilación y TRF1 pierde estabilidad, tiene una vida media más corta y se une menos al telómero, desprotegiéndolo.
Los científicos han comprobado en ratones PDX (en los que se hace crecer un tumor derivado de un paciente para comprobar la eficacia de diferentes terapias) que la respuesta al tratamiento con estos inhibidores de PI3K se relaciona con la disminución en los niveles de TRF1. El estudio fue publicado en Nat Commun.
diciembre 12/2017 (neurologia.com)