El patrón de maduración del neandertal es muy similar al de crecimiento del humano moderno, con dos diferencias: el desarrollo vertebral y cerebral, según un estudio coordinado por Antonio Rosas y Luis Ríos, investigadores del CSIC, que se publica en Science.

 

patrón de maduración del neandertalEl patrón de maduración del neandertal es muy similar al de crecimiento del humano moderno, con dos diferencias importantes: el estado de maduración de las vértebras y el desarrollo cerebral, han explicado Antonio Rosas y Luis Ríos, investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), a propósito de un estudio multidisciplinar e internacional que han liderado.

El trabajo, que se publica en Science, ha analizado los restos del Juvenil 1, un individuo hallado en la cueva de El Sidrón, en Piloña, Asturias. El esqueleto del Juvenil 1 data de hace 40 000 años y se estima que contaba con una edad aproximada de 7,7 años en el momento de su muerte, gracias a la realización de estudios de paleohistología dental.

Los investigadores analizaron la edad dental, ósea y somática de los restos y los compararon con los datos de niños modernos para valorar su desarrollo y crecimiento. En cuanto a la edad dental, «observamos que el niño de El Sidrón se acomoda a la variabilidad humana actual», ha dicho Ríos.

El niño tiene bien conservados los centros de osificación del codo, de la muñeca, de la mano y de la rodilla, por lo que al realizar el análisis de la maduración ósea se observó «que la evaluación de la edad ósea fue muy similar a la edad cronólogica del niño. Constatamos que se adapta al patrón de maduración de los humanos modernos». Respecto a la edad somática, también está dentro del rango de la variabilidad humana, aunque se ha observado que la longitud de la clavícula del niño de El Sidrón es algo más larga que la humana.

«Estas tres edades indican que el patrón de maduración y crecimiento neandertal es muy similar al patrón del humano moderno. Si fuéramos más conservadores diríamos que no somos capaces de detectar diferencias con los métodos que se emplean de forma ordinaria para valorar el crecimiento y la maduración. Pero sí hemos observado dos diferencias», el estado de maduración de las vértebras y el patrón de crecimiento cerebral.

Maduración de las vértebras y del cerebro

Según Ríos, las vértebras del niño de El Sidrón se asemejan al estado de maduración de un humano moderno entre 5 y 6 años. El aspecto divergente radica en la maduración de la columna vertebral, ya que en el individuo neandertal la fusión parece producirse en torno a dos años más tarde que en los humanos modernos. «Es como si el periodo de maduración de las vértebras se hubiera extendido. Para valorarlo, recogimos datos de esqueletos humanos modernos de edad conocida y se analizó la distribución de los estados de fusión».Es probable que el crecimiento del niño no se hubiera completado por ahorro energético.

Otra de las diferencias fue el patrón de crecimiento cerebral. Según Rosas, «Aquí entra la sustancia más debatible del trabajo. En la especie humana, el cerebro es muy grande en términos relativos y absolutos y el sistema nervioso tiene un alto gasto metabólico. Nuestra estrategia vital, desde el punto de vista evolutivo, y con grandes implicaciones bioculturales, es acoplar la demanda energética del cerebro con la del resto del organismo». De esta forma, en los Homo sapiens, el cerebro es el primero en crecer y posteriormente el resto del organismo crece hasta su tamaño adulto. «Hemos desarrollado una estrategia muy peculiar: recuperar el tiempo perdido con el estirón de la adolescencia. Es un patrón humano que creíamos exclusivo. El interés de estudiar a los neandertales y a otras especies fósiles es elucubrar cuándo han aparecido estas características tan peculiares».

Según Rosas, en el momento de su muerte el cerebro del niño de El Sidrón aún estaba en crecimiento. Para comprobarlo el equipo ha estudiado la histología de la superficie del hueso occipital y has estimado el volumen encefálico del fósil. «A través de imagen especular y con la ayuda de estimaciones hemos realizado un molde endocraneal y con técnicas de antropología virtual hemos concluido que el volumen cerebral del niño era de 1330 centímetros cúbicos», mientras que los neandertales adultos tenían un volumen endocraneal de unos 1.520 centímetros cúbicos -y el del hombre moderno adulto es de 1.195-, por lo que el Juvenil 1 había desarrollado un 87,5 por ciento del total.

Hipótesis

Las conclusiones que pueden extraerse del trabajo es que «neandertales y Homo sapiens comparten un mismo modelo de crecimiento y desarrollo. ¿Por qué? La respuesta que podríamos dar es que lo han heredado de un antepasado común, propuesto como el Homo antecesor, aunque hay otras interpretaciones», ha dicho Rosas. En base a estudios previos, se cree que es en ese momento cuando se desarrolla el patrón de crecimiento común. «También sabemos que individuos de Homo ergaster, con una antigüedad de 1,6 millones de años, presentaban un patrón de maduración primitivo, es decir, mucho más rápido. Nuestra conclusión general es que este modelo de crecimiento habría aparecido en una especie postergaster y preantecesor«, ha concluido Rosas.

En cuanto a las diferencias en el crecimiento vertebral, los investigadores no han llegado a alcanzar una relación causal sobre por qué los neandertales tenían un crecimiento vertebral más prolongado que el del Homo sapiens. «Una posible hipótesis es que puesto que el torso y los pulmones del neandertal eran más grandes, su metabolismo sería más elevado y para adquirir ese porte necesitaba que las costillas y las vértebra crezcan durante más tiempo para obtener un mayor volumen».

Ríos ha añadido que esto también se relaciona con el cerebro: «Estamos hablando del sistema nervioso central, podría ser que todo el sistema necesite una maduración prolongada».

El niño neandertal de El Sidrón

Juvenil 1, protagonista de este estudio realizado en la cueva de El Sidrón, corresponde a los restos de un individuo del que se estima que tenía 7,7 años en el momento de su muerte, era diestro, pesaba 26 kilos y medía 111 centímetros. Según ha explicado Antonio Rosas, investigador del CSIC y uno de los autores del trabajo que se publica en Science, aunque los estudios genéticos no mostraron el sexo de los restos, sus dientes caninos y la robustez de sus huesos demostraron que se trataba de un varón.

Del niño de El Sidrón se han recuperado 138 piezas, 30 de ellas dientes (algunos de leche) y parte del esqueleto, incluidos algunos fragmentos del cráneo. Los estudios mitocondriales llevan a aventurar que el individudo 4, de los 13 hallados en la cueva, podría ser la madre del niño y que podría estar representado un hermano menor.

Juvenil 1 ha sido tipificado como aprendiz debido a las marcas de corte encontradas en los dientes y que llevan a pensar que utilizaba la boca como tercera mano para manejar pieles y fibras vegetales.
septiembre 25/2017 (diariomedico.com)

septiembre 26, 2017 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Antropología | Etiquetas: , |

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