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Investigadores estadounidenses identificaron dos genes que impactan en gran medida en el envejecimiento normal del cerebro humano a partir de los 65 años, razón por la cual algunas personas pueden parecer más o menos jóvenes que otras a la misma edad.
Los rasgos humanos asociados con la edad, tales como el deterioro cognitivo, pueden ser muy variables en los seres humanos, con algunos individuos que muestran un aspecto que no se espera a una edad cronológica determinada, aunque no se sabía a ciencia cierta el por qué.
Los investigadores Herve Rhinn y Asa Abeliovich, del Departamento de Patología, Biología Celular y Neurología de la Universidad de Columbia, en Nueva York, llevaron a cabo un estudio de envejecimiento con mil 904 muestras de cerebro humano sin enfermedad neurodegenerativa, recogidas en autopsias.
Los científicos utilizaron un método imparcial llamado envejecimiento diferencial que cuantifica la variabilidad individual en los fenotipos asociados con la edad dentro de un tejido y, aplicaron este enfoque para el análisis de los datos de expresión génica de la corteza cerebral de las muestras.
Posteriormente, realizaron un estudio de asociación de todo el genoma e identificaron los genes TMEM106B y GRN, previamente asociados con la demencia frontotemporal, como determinantes del envejecimiento diferencial en la corteza cerebral.
De acuerdo con los resultados de la investigación, publicados en la revista especializada Cell Systems, las variantes TMEM106B están asociadas con la inflamación, la pérdida neuronal y los déficits cognitivos, incluso en ausencia de enfermedad cerebral, su impacto es alto.
Muchas de las diferencias están ligadas a las variantes del gen TMEM106B y las personas que tienen ‘dos malas copias de este gen’ parecen biológicamente mayores 12 años que quienes tienen una copia normal, explican los investigadores.
Esta variante hace que las personas de 65 años o más puedan parecer físicamente mayores o más jóvenes entre sí, diferencias que se pueden ver en la corteza frontal del cerebro, región responsable de los procesos mentales superiores, explica Abeliovich.
‘TMEM106B comienza a tener efecto una vez que las personas llegan a los 65 años, hasta entonces todo el mundo está en el mismo barco y ya luego las diferencias entran en acción’, agrega.
El equipo también encontró una segunda variante, el gen progranulina GRN, que también contribuye al envejecimiento del cerebro, aunque su impacto es menor que el TMEM106B.
Ambos genes están situados en cromosomas diferentes, pero implicados en la misma ruta de señalización y han sido asociados a una enfermedad neurodegenerativa rara llamada demencia frontotemporal.
‘Al parecer, si usted tiene estas variantes genéticas, tendrá un envejecimiento cerebral acelerado y podría tener mayor vulnerabilidad a la enfermedad cerebral’, concluyó el científico.
marzo 23/2017 (Notimex)