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Crecer en la pobreza expone a los niños a unos niveles más altos de estrés, lo que puede conducir a problemas psicológicos más adelante en la vida.
Los investigadores siguieron a 341 niños y adultos jóvenes durante 15 años. Se evaluó a los participantes en cuatro momentos: a los 9, 13, 17 y 24 años de edad. La memoria espacial a corto plazo se evaluó pidiendo a los participantes de más edad que repitieran correctamente una serie de secuencias complejas de luces y sonidos al presionar cuatro almohadillas de colores en un orden determinado. Los que crecieron en un entorno de pobreza no pudieron realizar esta tarea de forma tan efectiva como aquellos que se criaron en un entorno de ingresos económicos medios.
También se pidió a los participantes que resolvieran un rompecabezas imposible para evaluar su sentimiento de indefensión. Los adultos que crecieron en un ambiente de pobreza se rindieron un 8 % más rápidamente y eran más propensos a estar de acuerdo con afirmaciones como ‘discuto mucho’ y ‘soy demasiado impaciente’. También se encontró que habían sufrido niveles más altos de estrés crónico durante la niñez que persistían en la edad adulta.
Según los investigadores, los resultados son importantes porque la capacidad de retener información en la memoria a corto plazo es fundamental para una variedad de habilidades cognitivas básicas, incluyendo el lenguaje.
febrero 20/2017 (neurologia.com)
Proc Natl Acad Sci U S A 2016; 113: 14949-52