Investigadores del Instituto Nacional del Cáncer en Bethesda, Estados Unidos, han identificado que una alteración en un gen implicado en la regulación del ritmo circadiano puede favorecer la metástasis o diseminación del cáncer de mama a otros órganos.

En concreto, según detallan en un estudio publicado en la revista PLOS Genetics, han visto que versiones ligeramente diferentes del gen ARNTL2 pueden favorecer la propagación de las células tumorales. No obstante, cuando analizaron los genes de pacientes con cáncer de mama también vieron que alguna versión de dicho gen se asocia a una mayor supervivencia.

«Nuestros resultados sugieren que existe una relación entre los factores hereditarios que pueden influir en la regulación del ritmo circadiano y la probabilidad de que el cáncer de mama se propague», ha explicado Kent Hunter, uno de los autores del estudio.

La actividad del gen ARNTL2 regula la activación de otros genes y, en concreto, en el estudio su alteración se ha asociado a una mayor agresividad del cáncer de mama con receptores de estrógenos negativos.

Si el cáncer de mama no se propaga se estima que hasta el 99 % de las pacientes siguen vivas cinco años después del diagnóstico. Pero si hace metástasis las probabilidades de supervivencia en ese periodo bajan hasta el 26 %, han recordado los autores.

Y en este subtipo de receptor de estrógenos negativos, añaden, las opciones de tratamientos son menores que en otros subtipos ya que la terapia hormonal no suele funcionar.

En la investigación, no obstante, Hunter y su equipo vieron que una variante concreta de este gen se asociaba a una mortalidad un 29 % menor, lo que hace que pueda convertirse en una potencial diana terapéutica para el desarrollo de nuevos fármacos.

Los autores reconocen que no es la primera vez que un gen vinculado al funcionamiento del ritmo circadiano se asocia a un mayor riesgo de cáncer, como también se ha visto con los patrones de sueño, que a su vez están regulados por el ritmo circadiano del organismo.

«Sabemos que el sueño regular es una parte importante de nuestro ritmo circadiano, y sabemos que gran parte de nuestra salud, en especial la relacionada con la reparación del ADN, está regulada también por él», ha añadido Cheryl Thompson, investigadora en la Case Western Reserve University, Estados Unidos, que no participó en el estudio.

«Todavía hay mucho trabajo por hacer para ver si dormir más tiempo o mejorar la calidad del sueño puede disminuir su riesgo de contraer cáncer, o la probabilidad de desarrollar un tumor agresivo», ha explicado esta experta.

septiembre 26/ 2016 (Ediciones médicas)

septiembre 27, 2016 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: Neoplasias, Oncología | Etiquetas: , , |

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