sep
21
La tos convulsa, causada por la bacteria Bordetella pertussis, es una causa importante de morbilidad y mortalidad infantil. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS) se estima que a nivel global hay alrededor de 50 millones de casos por año y 300 mil muertes.
Científicos del CONICET en el Centro de Investigación y Desarrollo en Fermentaciones Industriales (CINDEFI, CONICET-UNLP), en Argentina, demostraron en una investigación publicada en la revista Pathogens and Disease cómo este microorganismo evade al sistema inmune.
Este grupo ya había demostrado en 2010 que Bordetella pertussis sobrevive dentro de los macrófagos humanos, uno de los tipos celulares del sistema inmune encargado de combatirla. En este estudio describen los mecanismos que usa Bordetella pertussis para habitar e incluso replicarse en el interior de los macrófagos, lo cual indicaría que estas células podrían actuar como nicho para su persistencia.
“Encontramos que esta bacteria, cuando no hay anticuerpos opsonizantes [es decir aquellos que ‘marcan’ al patógeno para su destrucción], entra en el macrófago y permanece en unas vesículas, los endosomas tempranos, desde donde puede proliferar, puede infectar al macrófago y generar un nicho de persistencia”, explica María Eugenia Rodríguez, investigadora principal del CONICET en el CINDEFI y una de las autoras de la investigación.
Esto lo logra a través de dos toxinas bacterianas, Ptx y CyaA, que modulan la respuesta de los genes de los macrófagos para evitar que actúen y para sobrevivir en su interior. “A través de estas dos toxinas inhibe todo lo que debería matarla, toda la respuesta inflamatoria y la reacción microbicida”, agrega Rodríguez.
Este hallazgo permite entender no sólo como estas bacterias persisten en poblaciones adultas, sino también sin causar síntomas. “Así, la bacteria permanece como en un estado de latencia dentro de estos macrófagos y las demás células del sistema inmune no lo ‘ven’ como infectado porque Bordetella pertussis regula todos los mecanismos que lo harían detectable. Es lo que se denomina un portador asintomático y explica por qué esta bacteria ha persistido durante décadas en poblaciones vacunadas y en adultos que no tosen”, concluye Rodríguez.
septiembre 20/ 2016 (CONICET/DICYT)