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La enfermedad de Alzheimer y la enfermedad de Parkinson tienen asociadas proteínas con una característica en común: tener regiones desordenadas, aparentemente sin estructura tridimensional rígida. Se creía que no se podían dirigir fármacos a estas regiones, pero una investigación publicado en la revista ACS Chemical Biology, ha redescubierto el potencial de estas regiones para dirigir moléculas terapéuticas.
Los científicos han estudiado la estructura y función del receptor de andrógenos, una proteína involucrada en el cáncer de próstata. Esta proteína es muy flexible y dinámica, y ello permite que adopte diferentes formas. Cuenta con una región estructurada, que se une al ADN, y una intrínsecamente desordenada, es decir, sin una estructura tridimensional, lo que la descartaba como diana farmacológica.
Mediante análisis moleculares de gran resolución, los investigadores han descubierto cierto grado de estructura en la región, tal vez incluso tanto como una diana terapéutica convencional. Además, se ha observado que un fármaco experimental contra el cáncer de próstata se une precisamente a esta región. Ello abre la puerta a buscar sistemáticamente fármacos contra las enfermedades de Alzheimer o Parkinson, en las cuales resulta clave el papel de estas proteínas desordenadas.