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Un estudio publicado por The BMJ ha proporcionado más detalles sobre la relación entre la infección en el vientre materno del virus del Zika y una enfermedad conocida como artrogriposis, causante de deformidades articulares de nacimiento, concretamente en brazos y piernas.
La microcefalia y otras enfermedades cerebrales en el feto son las principales características del síndrome del virus del Zika congénito. En cualquier caso, aún se sabe poco sobre otros potenciales problemas de salud que podría causar la infección del zika durante el embarazo.
Hasta hace poco no había información sobre una asociación entre la infección congénita del virus y la artrogriposis. Después del brote del microcefalia en Brasil vinculado al zika, dos estudios han sugerido una relación, pero no han descrito las deformidades con detalle.
Este nuevo estudio detalló imágenes del cerebro y las articulaciones de siete niños con artrogriposis y diagnosticados con una infección congénita, presumiblemente causada por el virus Zika. Todos los niños dieron negativo en los test para excluir las otras cinco causas principales de microcefalia: toxoplasmosis, citomegalovirus, rubéola, sífilis y virus de inmunodeficiencia humana (VIH).
Los niños mostraron signos de calcificación en el cerebro, en enfermedad en la que el calcio se acumula en el cerebro. La teoría que se maneja es que el virus del Zika destruye las células cerebrales y forma lesiones similares a arañazos en las cuales se depositaría el calcio.
Los participantes fueron estudiados con un escáner en alta definición de las articulaciones y los tejidos que las rodean, pero no hubo pruebas de alteración.
Los resultados han llevado a los investigadores a concluir que la artrogriposis «no es resultado de ninguna anomalía en las articulaciones, sino que es más probable que tenga un origen neurogénico -un proceso que involucra a las neuronas motoras (células que controlan la contracción y la relajación de los músculos)- que conduce a fijar una postura en el vientre y, consecuentemente, a las deformidades.
Los autores apuntan que se necesitarán futuras investigaciones con un mayor número de casos para estudiar las anomalías neurológicas que subyacen a la artrogriposis, pero sugieren que los niños deberían recibir un seguimiento ortopédico «porque podrían desarrollar deformidades osteomusculares secundarias al deterioro neurológico».
Debido a que se trata de un estudio observacional, no pueden extraerse conclusiones firmes sobre el efecto del virus en la artrogriposis. En cualquier caso, los autores sugieren que esta enfermedad podría estar relacionada al modo en que las neuronas transportan las señales a los músculos del nonato, o a desórdenes vasculares.
agosto 10/2016 (Diario Médico)