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Un estudio detecta que los individuos que ingieren una mayor cantidad de carne roja presentan alrededor de un 40 % más de riesgo de desarrollar esta enfermedad, en comparación con los que consumían menos cantidades.
Comer carne roja puede aumentar el riesgo de enfermedad renal e insuficiencia renal, según ha mostrado un estudio realizado por investigadores de la Universidad Nacional de Singapur sobre una muestra de 60 000 adultos y que ha sido publicado en la revista de la Sociedad Americana de Nefrología.
Para alcanzar esta conclusión, los expertos agruparon a los participantes en función de la cantidad de proteínas que consumían y, tras 15 años de seguimiento, detectaron que 1 000 de ellos habían sufrido insuficiencia renal. Además, comprobaron que los que ingerían una mayor cantidad de carne roja tenían alrededor de un 40 % más de riesgo de desarrollar esta enfermedad, en comparación con los que consumían menos cantidades.
Además, los expertos no encontraron ninguna asociación entre la salud renal y la ingesta de aves de corral, pescado, huevos, productos lácteos o legumbres. De hecho, se ha calculado que la sustitución de alguna otra fuente de proteínas para una ración diaria de carne roja reduce el riesgo de insuficiencia renal hasta en un 62 %.
Reducir síntomas
«Nuestros hallazgos sugieren que los individuos pueden mantener su ingesta de proteínas a no ser que su función renal esté en peligro. Sin embargo, para reducir el riesgo de enfermedad renal en etapa terminal lo mejor es comer carne roja con moderación», han aseverado los expertos, liderados por el doctor Woon-Puay Koh.
Las directrices actuales recomiendan restringir la ingesta de proteínas de la dieta en pacientes con enfermedad renal crónica avanzada para ayudar a reducir los síntomas y la progresión lenta para poner fin a la insuficiencia renal.
No obstante, los investigadores han reconocido que se necesitan estudios adicionales para confirmar estos hallazgos e investigar los mecanismos subyacentes sobre cómo los productos químicos presentes en las carnes rojas pueden agravar la progresión de la enfermedad renal crónica.