Comer menos podría ayudarnos a llevar una vida más larga y sana, de acuerdo a los resultados de un nuevo estudio liderado por investigadores del Centro de Investigación Jean Mayer de Nutrición Humana del Departamento de Agricultura de Estados Unidos en la Universidad de Tufts.

Comer menos podría ayudarnos a llevar una vida más larga y sana, de acuerdo a los resultados de un nuevo estudio liderado por investigadores del Centro de Investigación Jean Mayer de Nutrición Humana del Departamento de Agricultura de Estados Unidos en la Universidad de Tufts. El artículo, publicado en Aging, revela que restringir el consumo de calorías un 25 por ciento en individuos sanos y no obesos durante dos años, mientras se mantiene una ingesta adecuada de vitaminas, minerales y proteínas, podría disminuir significativamente los marcadores de inflamación crónica sin afectar negativamente a otras partes del sistema inmune.

«Estudios previos con animales y modelos simples de organismos durante los últimos 85 años apoyan la idea de que la restricción del consumo de calorías puede aumentar la esperanza de vida reduciendo la inflamación y otros factores de riesgo de enfermedades crónicas, pero con resultados mixtos sobre si tiene un efecto negativo nulo en las respuestas celulares inmunes», ha asegurado el autor principal y director del Centro Jean Mayer, Nikbin Meydani. «Este es el primer estudio que examina estos efectos a los largo de dos años en personas sanas, con un peso normal o ligeramente superior y hemos observado que la restricción calórica reduce la inflamación sin comprometer otras funciones clave del sistema inmunitario como la producción de anticuerpos en respuesta a las vacunas».

Se ha demostrado que la inflamación crónica crea sucesiones de reacciones destructivas que dañan las células, que cumplen un papel importante en el desarrollo de enfermedades relacionadas con la edad como el cáncer, enfermedades del corazón y demencia. De acuerdo a Centro de Control y Prevención de Enfermedades (CDC), siete de las diez causas principales de mortalidad en 2010 fueron enfermedades crónicas, con cardiopatías y cáncer sumando cerca del 48 por ciento del total de fallecimientos. El CDC también informa de que en el mismo año, el 86 por ciento del gasto en atención sanitaria fue destinado a personas con una o más enfermedades crónicas.

Después de seis semanas de exámenes de referencia, los cuales incluyeron medidas metabólicas para determinar el gasto diario de energía, y una muestra de sangre para evaluar la inflamación y marcadores de inmunidad celular, 220 individuos elegidos fueron separados aleatoriamente en dos grupos y, a continuación, estratificados por residencia, sexo e índice de masa corporal.

El grupo de control mantuvo su dieta habitual durante la duración del estudio, mientras que el grupo de ensayo fue provisto de apoyos para mantener una dieta de alta saciedad que restringía el consumo de calorías en un 25 por ciento. Al grupo de ensayo también se le dio suplementos de multivitaminas y minerales para prevenir la malnutrición de micronutrientes. Para mantener el porcentaje de reducción de calorías, las prescripciones de calorías en el grupo de ensayo se redujeron tres veces durante los dos años que duró el estudio para que coincidiera con su pérdida de peso basada en la grasa corporal y el cálculo de masa muscular.

Ambos marcadores de inflamación e inmunidad fueron medidos por una línea de referencia a los doce meses y a los 24. La respuesta a las vacunas estuvo determinada al final del estudio. Como un indicador de susceptibilidad a enfermedades infecciosas, la inmunidad celular se midió por la respuesta de los anticuerpos hacia tres vacunas y pruebas de pinchazo, recuento de glóbulos blancos, y los informes sobre enfermedades. Además, la inflamación fue monitoreada usando niveles séricos de marcadores de inflamación común, incluyendo la proteína C reactiva, TNF alfa y leptina.

El equipo investigador descubrió que el grupo de ensayo tuvo una significativa y persistente reducción de los marcadores de inflamación sin una diferencia discernible en las respuesta inmunes de las del grupo de control una vez finalizados los 24 meses. En cualquier caso, mientras se redujo el peso, la grasa y los niveles de leptina fueron los más pronunciados a los 12 meses, no estaban acompañados por la significativa reducción de la proteína C reactiva y la TNF alfa, ambos indicadores de inflamación, hasta pasado los 24 meses. Este retraso sugiere que, a largo plazo, la restricción de calorías, al menos en 24 meses, induce otros mecanismos que podrían cumplir un papel en la reducción de inflamación.
julio 15/2016 (Diario Médico)

julio 21, 2016 | Lic. Heidy Ramírez Vázquez | Filed under: Bienestar y Calidad de Vida, Nutrición | Etiquetas: , , |

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