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Todo el mundo sabe que aplastarse el dedo del pie duele. En casos así, el cuerpo reacciona generando, entre otras cosas, opioides. Se sabe que diversos métodos mentales de autocontrol para reducir el dolor funcionan a través de este sistema. Pero ¿también la técnica de la meditación de atención plena mitiga el dolor a través de los opioides?
El equipo de Fadel Zeidan, profesor de neurobiología y anatomía en el Centro Médico Baptista de Wake Forest , Estados Unidos, ha llegado a la conclusión de que la técnica mental conocida como meditación de atención plena (Mindfulness), de larga tradición en China, no emplea el sistema endógeno opioide para reducir el dolor.
El hallazgo es sorprendente, tal como señala Zeidan, quien también indica que lo descubierto podría ser importante para millones de personas que sufren de dolor crónico y que están buscando una terapia adicional para aliviarlo que actúe rápido y que no esté basada en opiáceos.
Muchas personas en el mundo padecen de dolor crónico; solo en Estados Unidos la cifra alcanza los 100 millones, según algunas estimaciones. A este problema se le añade el de la creciente cantidad de individuos adictos a las sustancias opiáceas, desde los medicamentos recetados a la heroína, que ha merecido ser calificado de «epidemia» por los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC), en Estados Unidos.
El próximo paso para el equipo de Zeidan es determinar en qué afecciones la meditación de atención plena puede ser útil para mitigar un poco el dolor crónico y en tal caso cómo lo consigue.
“Creemos que, como mínimo, la meditación podría emplearse junto con otras terapias tradicionales con fármacos, para aumentar el alivio frente al dolor sin que se produzcan los efectos secundarios de la adicción ni otras consecuencias que podrían surgir del uso de sustancias opiáceas”, explica Zeidan.
Los resultados de la investigación se han presentado públicamente a través de la revista académica The Journal of Neuroscience, que es la revista oficial de la Sociedad de Neurociencia, con sede en Washington, Estados Unidos. Esta sociedad es la organización más grande del mundo integrada por médicos y científicos dedicados al estudio y tratamiento del cerebro y del sistema nervioso. La organización, sin ánimo de lucro, fundada en 1969, tiene ahora casi 40 000 miembros en más de 90 países, y 130 sucursales en el mundo.
marzo 21/ 2016 (Noticias de la ciencia)