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El primer inhibidor de la tirosin cinasa de Bruton, el ibrutinib, eleva las tasas de supervivencia y de progresión libre de enfermedad en tres cánceres hematológicos: leucemia linfática crónica, linfoma de células del manto y macroglobulinemia de Waldenström.Ibrutinib, el primer inhibidor de la tirosina cinasa de Bruton (BTK), enlaza la BTK para bloquear la transmisión de señales de supervivencia celular en las células B, o malignas. Este es su mecanismo de acción, conceptuado de «sin precedentes», y que se ha convertido en un tratamiento oral eficaz para tres tipos de neoplasias hematológicas: leucemia linfática crónica (LLC), linfoma de células del manto (LCM) y la macroglobulinemia de Waldenström (MW).
Esta molécula, que ya está disponible en España, ha sido comercializada por Janssen con el nombre de Imbruvica. La indicación en LLC es para pacientes adultos que hayan recibido al menos un tratamiento previo, y para la terapia de primera línea, de elección, en presencia de deleción del 17p o mutación de TP53 en pacientes en los que el tratamiento convencional con inmunoquimioterapia no se considera apropiado. En LCM, la indicación se dirige a pacientes en recaída o refractarios y en MW se indica para los que han recibido al menos un tratamiento previo, o en terapia de primera línea en pacientes en los que la inmunoquimioterapia no se acepta.
Francesc Bosch, jefe del Servicio de Hematología del Hospital Valle de Hebrón, de Barcelona, y presidente del Grupo Española de Leucemia Linfática Crónica, considera que el nuevo fármaco supone un gran avance en esta enfermedad porque no todos los afectados -cerca de 2000 casos anuales en España- eran subsidiarios de terapia convencional. Los portadores de mutaciones en p53 eran resistentes a inmunoquimioterapia y para las recaídas no había armas efectivas.
«Ibrutinib no es curativo, pero cambia el metabolismo. Frente a las estrategias que anteriormente se empleaban, mejora los resultados: aumenta en un 90 por ciento el periodo libre de recaída y en un 50 por ciento la supervivencia en pacientes con tratamientos previos».
Linfomas agresivos
La experiencia en linfoma de células del manto (LCM), un raro y agresivo tipo de linfomas de las células B que se asocia a mal pronóstico y que constituye el 6 por ciento de los 6000 casos de linfoma que aparecen anualmente en España, ha sido realmente positiva e impactante, según María Dolores Caballero, jefe de la Sección de Clínica y Trasplante del Servicio de Hematología del Hospital Clínico de Salamanca. «La supervivencia de estos pacientes era realmente pobre con las opciones actuales. Por edad, muchos de los pacientes no eran candidatos a la primera línea terapéutica con poliquimioterapia y trasplante autólogo, con intención curativa, por considerarse una terapia más agresiva».
La aparición de esta molécula ha conseguido, según datos publicados en «The Lancet» del estudio RAY, que el 68 por ciento de los pacientes que han recibido ibrutinib sigan vivos un año después. La supervivencia libre de progresión es del 41 por ciento a los tres años, casi seis veces superior a las cifras actuales. «Incluso se sopesa su utilidad como puente de mantenimiento hacia el trasplante, en casos seleccionados», indica la también presidenta de la Fundación Geltamo.
Para Ramón García Sanz, del Servicio de Hematología del Hospital Clínico de Salamanca, y coordinador del Grupo Español de Macroglobulinemia de Waldenström, el fármaco ha conseguido controlar esta considerada rara enfermedad en más del 90 por ciento de los casos, «un hito para pacientes con una enfermedad incurable y de desarrollo lento y para la que no existía ningún tratamiento de referencia consolidado ni aprobado».
Múltiples investigaciones para otras neoplasias
Multitud de procesos hematológicos están actualmente en investigación con esta molécula, fundamentalmente los síndromes linfoproliferativos con vía de linfocitos B, ya que «este inhibidor actúa de forma muy peculiar en una de las vías clave para linfoides de línea B. Así, «es muy probable que ibrutinib se aplique pronto en linfoma folicular», según ha adelantado Caballero a DM. En el caso del Waldenström, la vía específica es la BRC. A pesar de su circunscripción actual a linfocitos B, Bosch también se ha referido a los ensayos que ya se están realizando en neoplasias de páncreas.
En fase III, con quimioterapia y pacientes refractarios, hay datos en linfoma difuso de célula grande. Concretamente, en un subtipo, el conocido como linfocito activado, la molécula se está testando en primera línea, según Caballero, quien también ha revelado que un 30 por ciento de linfomas cerebrales primarios tienen alteraciones que los hacen susceptibles de recibir esta terapia. También se empezarán estudios en linfomas del manto indolentes.
García Sanz se ha referido además a las «respuestas completas con ibrutinib que se han producido en dos casos de linfoma Hodgkin, según datos a los que han llegado investigadores del MD Anderson Cancer de España, en los que se observaron mutaciones de BRC. SE sospecha que un 40 por ciento de estos linfomas podrían expresar mutaciones en esta vía, lo que «aporta datos sorprendentes e impresionantes».
febrero 5/2016 (Diario Médico)
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