Investigadores de la Facultad de Ciencias Químicas de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), desarrollaron cutículas activas capaces de adherirse a las frutas, para evitar su rápida maduración.

Raúl Ávila Sosa, profesor investigador de la de la Facultad de Ciencias Químicas y responsable de la investigación, explicó que el proceso consiste en añadir antimicrobianos de origen natural a las cutículas, obtenidas a partir de especias como el orégano, con el fin de integrarlas como un fino recubrimiento de los alimentos.

«Gracias a esa formulación, logró disminuir hasta 60 %  el crecimiento de hongo sobre las frutas y duplicar el tiempo de vida de anaquel», acotó.

Agregó que una película activa es una matriz continua elaborada con sustancias poliméricas que funciona como barrera, que puede almacenar compuestos deseados.

Su función es retardar la migración de humedad, de gases de transpiración de un fruto, además de que son capaces de transportar solutos y ciertas propiedades mecánicas.

Ávila Sosa Sánchez mencionó que el método lo aplicaron en frutas como el mango ataulfo y la papaya maradol, con películas hechas de almidón y sorbitol, así como de timol y carvacrol, que son dos antimicrobianos derivados del aceite esencial de orégano.

«Con ayuda de un aspersor los recubrimos y los dejamos secar durante diez días a temperatura ambiente (20 grados), para medir ciertos valores como la vida de anaquel, el número de manchas, la acidez, el índice de madurez, el color y la firmeza, entre otros», explicó.

Añadió que los resultados demostraron que los alimentos que no habían sido tratados comenzaban a madurar más rápido, en comparación con los que fueron recubiertos con las películas que presentaban una mayor firmeza y un menor número de manchas.

El especialista de la BUAP puntualizó que el recubrimiento comestible permite que sea más lenta la salida de oxígeno, lo que retarda el proceso de maduración, gracias a los antimicrobianos que evitan que se desarrollen los microorganismos responsables del deterioro.

Resaltó que para procesar una película activa se necesitan tres elementos polímero natural, almidón o una sustancia capaz de retener una amplia variedad de compuestos.

Además requiere un solvente que puede ser agua previamente tratada para modificar sus valores de PH; y un plastificante, sustancia química que ayuda a integrar las capas de polímeros para que la película sea flexible.

«Las fuerzas intramoleculares en el plastificante se van a encargar de unir y brindarle estabilidad al conjunto de polímeros, para que de esta forma la película tenga la capacidad de adherirse a cualquier tipo de superficie, como la de un alimento», refirió.

El profesor investigador de la de la Facultad de Ciencias Químicas señaló que a pesar de los resultados positivos continuarán trabajando con estas tecnologías en otros vegetales, a diferentes niveles de temperaturas y condiciones de humedad, así como desarrollar modelos de predicción y estudios toxicológicos.

De acuerdo con estimaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) en los países en vías de desarrollo como México, más de 60 por ciento de las pérdidas de alimentos se producen después de la cosecha, debido al mal manejo.

octubre 18/2015 (Notimex).-

Tomado del Boletín de Prensa Latina Copyright 2015 Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

octubre 18, 2015 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: Bienestar y Calidad de Vida, Nutrición | Etiquetas: |

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