En la etapa de la pubertad, los menores enfrentan un cambio físico y emocional que podría perjudicarlos en el regreso a clases, afirmó el especialista en Pediatría y miembro del Colegio de Pediatría de Jalisco, Salvador Espinosa.

Para los niños menores de nueve años, el regreso a clases puede representar una aventura,  pero para aquellos que tienen 10 años o más significa un reto a vencer por los cambios físicos y emocionales que enfrentan durante esta etapa en su vida, indicó.

Por ello, el especialista exhortó a los padres estar más pendientes de los cambios físicos que experimenten sus hijos mediante la supervisión de un pediatra que pueda apoyarlos a diagnosticar cualquier cambio en su crecimiento sin descuidar los aspectos emocionales, que determinarán su carácter y autoestima, en especial durante la etapa escolar.

Añadió que la pubertad es un proceso complejo que implica la maduración de los genitales, la aceleración y finalización de la etapa de la niñez y cambios en la personalidad.

Puntualizó que el ritmo de crecimiento de un niño durante la pubertad depende de factores genéticos (talla familiar baja, normal o alta) y el ritmo de maduración (rápido, normal o lento).

El pedíatra comentó que esta diferencia en la velocidad de crecimiento de uno a dos centímetros por año, es la principal responsable del contraste de la talla adulta entre las personas con talla familiar alta o baja.

Dijo que la hormona de crecimiento es el principal regulador del crecimiento durante la pubertad y, en general, desde el nacimiento.

«En el caso de las niñas, alcanzan la velocidad máxima de crecimiento en la pubertad, antes de la menarquía (primer sangrado de origen menstrual) y desde ese momento, el ritmo de crecimiento comienza a disminuir. La ganancia en talla posterior a ello varía según factores genéticos, ambientales y nutricionales», aseguró el especialista.

Explicó que la pubertad puede ser precoz cuando los caracteres sexuales secundarios aparecen antes de los ocho años en la niña y nueve años en el varón. Además. al comenzar precozmente, evoluciona con rapidez tanto en el desarrollo físico como en la maduración ósea y en el crecimiento.

En cambio, la pubertad retrasada es la ausencia de los caracteres sexuales secundarios a la edad límite de inicio de la pubertad normal, la ausencia de la primera menstruación a los 13 años y, en los varones, presentar un volumen testicular inferior a 3 ml y comienza a aumentar en torno a los 12 años.

«Las niñas dejan de crecer a los 16 años, mientras que los niños a los 18 y, en algunos casos, la edad llega hasta los 21 años y hombres y mujeres pueden sentirse confusos antes los cambios físicos y emocionales que están experimentando durante esta etapa», insistió.

El especialista sugirió a los padres de familia promover una nutrición sana desde casa. Que lo que encuentren sean opciones nutritivas y no chatarra. Esto incluye también evitar las bebidas azucaradas y fomentar tomar agua simple.

Asimismo, recomendó establecer límites en sus horarios para dormir y retirarle cualquier dispositivo electrónico que pudiera quitarle el sueño.

También, pidió, mantenerse al tanto de los cambios en su estatura y, de identificar algún retraso en su crecimiento, acudir con un Pediatra o Endocrinólogo Pediatra.

agosto 13/ 2015. (Notimex).-

Tomado del Boletín de Prensa Latina Copyright 2015 Agencia Informativa Latinoamericana Prensa Latina S.A.

 

agosto 18, 2015 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: Bienestar y Calidad de Vida, Fisiología, Pediatría, Psicología, Sociología | Etiquetas: , , , |

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