El compuesto está elaborado a base de palmitato ascorbilo, un material con carga negativa que se ve atraído por la carga positiva del tejido dañado, por lo que queda fijado en esas zonas.

Investigadores del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) y los hospitales General de Massachusetts y Brigham and Women’s de Boston, Estados Unidos, han desarrollado un hidrogel que podría mejorar el tratamiento de la enfermedad inflamatoria intestinal, tras los prometedores resultados que demuestran que es capaz de quedarse pegado en la pared intestinal afectada para ir liberando lentamente una sustancia farmacológica y controlar la inflamación.

Los autores de este trabajo, que recoge la revista Science Translational Medicine,  buscaban nuevas estrategias terapéuticas para hacer frente al creciente auge de la colitis ulcerosa como enfermedad de Crohn.

«Nos dimos cuenta de que si pudiéramos desarrollar una especie de hidrogel que se adhiriera rápidamente a las úlceras y poco a poco fuera liberando fármacos en la zona afectada, el tratamiento sería más eficaz», señala Jeff Karp, uno de los autores del estudio. Y añade: «También permitiría a los pacientes recibir un enema a la semana y no diariamente, con la consiguiente reducción de los efectos secundarios y una mejora de la calidad de vida».

El equipo comenzó su trabajo con un material ya aprobado por la Agencia Americana del Medicamento (FDA), el palmitato ascorbilo, un material con carga negativa que automáticamente se siente atraído por la carga positiva del tejido dañado, lo que le permite quedar fijado en esas zonas.

Sólo actúa cuando llega a la zona inflamada

De este modo, utilizaron una especie de gel a base de dicho material que a su vez fue cargado con un corticoide habitualmente utilizado para tratar estas patologías, lo que permitía «dirigir el tratamiento a las úlceras y liberar el fármaco únicamente en las zonas inflamadas», ha explicado Sufeng Zhang, investigador del MIT.

El equipo diseñó un sistema para que el hidrogel liberara el fármaco sólo cuando entrara en contacto con el tejido dañado, donde residen unas enzimas específicas capaces de romper las moléculas que sujetan el fármaco.

El tratamiento ha sido probado en dos modelos preclínicos de enfermedad inflamatoria intestinal, y vieron que podía ofrecer una reducción significativa de la inflamación con una dosis mucho menor a la que habitualmente se utilizan en los enemas diarios. Además, los niveles de corticoides en sangre eran entre 5  y 10 veces menores, lo que lo haría más seguro.

Asimismo, también probaron en laboratorio la eficacia del hidrogel en muestras de tejido intestinal de pacientes, y comprobaron cómo se adhería únicamente a la zona dañada, dejando de lado el tejido sano.

agosto13/ 2015 (JANO)

agosto 17, 2015 | Dra. María Elena Reyes González | Filed under: Enfermedades, Enfermedades del Sist. Digestivo, Especialidades, Farmacología, Gastroenterología | Etiquetas: |

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